El mes de marzo nos alerta con varias fechas especiales que nos hacen reflexionar sobre nuestro planeta y la influencia que ejercemos en él. Comenzando con el Día Mundial de la Naturaleza y el Día Mundial de la Vida Silvestre (03/03), seguido del Día Mundial a Favor de los Ríos, el Agua y la Vida (14/03), el Día Mundial Forestal, para la Agricultura y la Alimentación (21/03), el Día Mundial del Agua (22/03), el Día Mundial del Clima (26/03), y el 31 de marzo el Día Mundial del comportamiento humano, día que invita a ser más compasivos y a practicar la tolerancia, el respeto y prudencia con todas las formas de vida.
Cuando se es niño(a) no se tiene conciencia de lo que implica jugar con tierra, agua, pasto o con un insecto, solamente se piensa en lo seductor que resulta y en el gran placer que provoca, la sensación en las manos invita a tocar, apretar, girar y a acariciar. Lo que no sabemos es qué esta oportunidad de jugar con y en la naturaleza afianza aprendizajes significativos, nos permite experimentar con sensaciones nuevas, a estimular la curiosidad y a sentir asombro por lo que se ve, toca, huele o degusta con tantas ganas, además, se adquieren conocimientos previos que se formalizarán en la enseñanza escolar.
Todas estas acciones espontaneas indudablemente, conllevan a corto plazo a una cultura ecológica, siendo oportunamente guiadas y estimuladas por un adulto modelo. Entiéndase como cultura ecológica, la postura ante la vida que permite asumir roles y responsabilidades en el cuidado y preservación del medio ambiente y su biodiversidad, afianzándose como valores ambientales o actuaciones positivas destinadas a hacer uso de los recursos naturales de forma responsable, así como para conservar, mantener y proteger el entorno natural y los seres vivos.
A temprana edad en las aulas de Educación Parvularia se enfatiza en las experiencias directas y significativas, partiendo de su curiosidad natural, de los intereses, de la capacidad de cuestionamiento, las habilidades, actitudes y conocimientos de los niños y niñas, para ampliar su campo de acción para distinguir, comprender, respetar y valorar el medio ambiente, su influencia en este entorno, en la vida de otros y en su propia vida, comprender las potencialidades, oportunidades y riesgos que implica sostener la vida humana en el planeta.
Guía de los adultos:
- Incentive a pasear por parques, cerros, playa, campo, aproveche cada oportunidad de contacto directo con la naturaleza favoreciendo la relación y comunión con la ella; estas vivencias, episodios y experiencias serán inolvidables e invaluables junto a sus hijos(as).
- Realice con sus hijos(as) actividades de exploración, observación, que pregunten, que formulen interpretaciones sobre elementos y seres vivos.
- Permítales el acercamiento a plantas de interior o de jardín, árboles, flores, insectos, aves, mascotas, entre otros, ayudándoles a conocer sus características y aportes a la vida del planeta, y sobre los cuidados que necesitan.
- Habilite un lugar en el patio para que jueguen con agua, arena, piedras y complemente con ramitas, hojas y semillas (tome la precaución de recogen lo que está en el suelo y no arrancarlas de los árboles o plantas y no se preocupe por la limpieza del vestuario)
- Incorpore a los hijos(as) en actividades sencillas de cuidado de la naturaleza, tales como: regar adecuadamente, reciclar, portar bolsa para su basura, apagar luces, cerrar la llave del agua, entre otras.
Estar vinculados a sus hijos(as) en tareas o actividades brindará episodios y experiencias inolvidables e invaluables, adicionará aprendizajes duraderos y favorecerá indudablemente la relación y comunión con la naturaleza.
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