Durante los últimos años Chile ha tenido un gran crecimiento en la construcción de plantas generadoras de energía renovable no convencionales (ERNC). Específicamente en el norte del país, la inversión está distribuida en parques fotovoltaicos y eólicos que aprovechan la gran radiación solar de la zona y cuencas de permanente potencia de vientos, respectivamente; mientras que en la zona centro-sur las inversiones están más enfocadas en parques eólicos que aprovechan la gran potencia de los vientos en regiones específicas.
Estas bondades ambientales con las que cuenta nuestro país y la proyección de crecimiento en capacidad de generación energía renovable, ha llevado a los organismos ambientales a establecer metas un poco ambiciosas, pero que sin duda alguna podrían lograrse con políticas e iniciativas que brinden todo a favor para alcanzarlas. De hecho, hoy está planteado que, al 2050, el 96% de la matriz energética de Chile pueda provenir de fuentes renovables.
El auge del país en este tipo de proyectos se ve reflejado en el último reporte “Climatescope 2021”, el cual presenta el ranking de países más atractivos para la inversión en energías limpias, y en el que se reconoce a Chile como el mejor país de América para invertir en ERNC. Esto, sumado a los datos publicados por la Comisión Nacional de Energía (CNE) la cual señala que en diciembre de 2021 existían 166 proyectos de ERNC declarados en construcción a lo largo de Chile; además del hecho de que en 2020 Chile logró atraer inversiones por US$4.600 millones en proyectos de energía solar y eólica; y de que en diciembre pasado el Servicio de Evaluación Ambiental (SEA) acogió 7 nuevas iniciativas de proyectos ERNC equivalentes a US$645 millones de inversión, claramente nos posiciona en los primeros lugares del ranking.
Sin embargo, y a pesar del gran aporte que este tipo de empresas realizan al país, las plantas generadoras de energía limpia no escapan de la generación de residuos industriales peligrosos y no peligrosos durante su etapa de construcción y operación, ya que, al igual que muchas otras empresas, sus procesos industriales generan obligatoriamente este tipo de residuos. La pregunta entonces es ¿cómo actúan de forma sustentable con el medio ambiente?
Para que este tipo de empresas puedan operar deben presentar una serie de requerimientos a distintas autoridades, entre ellas el “Plan de manejo de gestión de residuos” de acuerdo a los Decretos Supremos específicos que lo rigen, en este caso el DS148 (“Reglamento Sanitario sobre Manejo de Residuos Peligrosos”). Con la aprobación de este plan, se deben solicitar también las resoluciones ambientales al Ministerio de Salud para la construcción y funcionamiento de las mismas. Además, se debe cumplir con el DS298 que reglamenta el transporte de sustancias peligrosas por calles y caminos.
Al presentar este Plan de manejo de gestión de residuos, las empresas deben definir cómo lo llevarán a cabo, y, generalmente, acuden a empresas expertas en este tipo de servicios a fin de asegurar un comportamiento responsable y acorde a las exigencias de la ley. En este sentido, Hidronor se ha posicionado como un socio ambiental estratégico para las principales generadoras de energía limpia como Mainstream, Engie, Enel, Cerro Dominador, entre otras, destacando como una de las empresas con mayor capacidad de servicio a nivel nacional, ya que dispone de un gran abanico de soluciones asociadas a la gestión, tratamiento y disposición segura de residuos industriales peligrosos y no peligrosos, además de reciclaje y revalorización de residuos, entre otras ofertas que aportan a la sustentabilidad del país.
“Vale la pena destacar que los principales desafíos en gestión de residuos para proyectos de ERNC están referidos a la atención en lugares remotos, de difícil acceso, con escasa comunicación y con necesidades cambiantes, lo que representa grandes retos para las empresas que deban prestar este tipo de servicios, y es aquí donde jugamos un rol fundamental para nuestros clientes, ya que hemos podido cumplir a cabalidad con los distintos requerimientos en distintas zonas del país. Actualmente Hidronor cuenta con una cobertura a nivel nacional desde Arica a Punta Arenas, lo que amplía la capacidad de respuesta que tenemos hacia este tipo de empresas”, destaca Luis Briones, ingeniero de Desarrollo de Negocios de Hidronor.
Para sacar el máximo provecho a cada residuo, la empresa también revaloriza alguno de ellos, como los aceites residuales que generan estas plantas para producir combustible alternativo que luego es utilizado por otras industrias (como las cementeras), y las baterías utilizadas, que pueden servir para fabricar nuevas unidades o sus materiales pueden ser utilizados como materia prima para otros procesos, reinsertándolas en la cadena productiva y de consumo, lo que aporta a la economía circular.
Asimismo, también ofrecen la posibilidad de hacer limpiezas industriales a los envases utilizados en los procesos con el fin de que puedan ser reusados hasta seis veces antes de ser dispuestos de forma segura, lo que aporta a la disminución del material que finalmente termina en depósitos de seguridad.
Con lo anteriormente destacado, queda claro que muy pocos procesos industriales escapan de la generación de residuos industriales peligrosos y no peligrosos. El desafío está en actuar responsablemente frente a esta situación con la tercerización de esta gestión con empresas ambientalmente seguras y responsables, y, en la medida de lo posible, hacer de ellos procesos cada vez más sustentables con la incorporación de procesos más verdes y eficientes.
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