La luz es la energía indispensable que necesitamos en el mundo para nuestro bienestar y desarrollo. Su uso y las propiedades que posee hacen la diferencia entre las sociedades. Para resaltar y difundir las innumerables ventajas que tenemos al utilizarla en distintos ámbitos de la vida, la Unesco proclamó el 16 de mayo como el Día Internacional de la Luz.
La luz no sólo trae bienestar y confort a las personas; la pandemia nos permitió mostrar la eficiencia de los sistemas con radiación ultravioleta (UVC) para desinfectar ambientes como hospitales y escuelas, otorgando espacios seguros de virus y bacterias. Hoy la iluminación LED se ha convertido en un aliado importante de la agricultura, acuicultura y avicultura, ayudando a tener más y mejores alimentos. Una innovación importante considerando que, para 2050, habrá alrededor de diez mil millones de personas en el planeta, lo que aumentará la demanda de alimentos en un 70%, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (o más conocida como la FAO). Hoy ya no sorprende iluminar hogares, edificios o ciudades completas con sistemas inteligentes e interconectados, pero ¿qué estamos haciendo para que esa luz nunca de apague?
De acuerdo con los datos del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF por sus siglas en inglés) y la organización Overshoot Day, el ritmo de consumo actual que tenemos a nivel global es tal, que para satisfacer las necesidades del mundo se necesitaría tener a disposición 1,8 planetas tierra. En Sudamérica la situación también es preocupante. Si todos los ciudadanos del mundo consumieran al ritmo, de, por ejemplo, Chile, Argentina o Bolivia se necesitarían más de 2 planetas Tierra para cubrir la demanda, mientras que si consumiéramos al ritmo de Perú, Brasil, Colombia o Ecuador se necesitaría más de 1 planeta.
La situación, como se puede ver, es crítica; y por eso es sumamente importante que no solamente los países y los ciudadanos, sino principalmente las empresas nos comprometamos a establecer modelos sostenibles para consumir lo menos posible y regenerar todo lo que se pueda.
Desde septiembre de 2020 en Signify hemos logrado neutralizar en un 100% nuestra huella de carbono a través de la innovación, conseguimos que entre el 21% y el 25% de nuestras ganancias provengan de productos de economía circular, redujimos la cantidad de desperdicios que terminan en vertederos o “rellenos” a cero y desde el 2021 tenemos como meta eliminar por completo el plástico en todos nuestros empaques. Además, gran parte de nuestros productos profesionales e industriales son reutilizables y nuestra tecnología para la agricultura ha conseguido la reducción de uso de agua en un 90% en ese sector.
No se trata ya de esperar soluciones discursivas, es urgente actuar y hacerlo pronto para ser capaces, todo el planeta en conjunto, de revertir el enorme daño que ya ha sido ocasionado. Hemos alcanzado un punto de no retorno en el que es necesario un cambio masivo, de lo contrario la Tierra se convertirá en un mundo inhabitable.
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