Las avanzadas capacidades en conectividad y procesamiento de datos que observamos hoy en día están haciendo cada vez más borrosos los límites entre las llamadas Tecnologías de la Información (aquellas que se desenvuelven en el mundo digital) y las Tecnologías Operacionales (que son las actúan sobre el mundo físico). Esta tendencia, que se está desarrollando a distintas velocidades en las diferentes áreas productivas, es uno de los factores que componen el nuevo paradigma denominado “Phygital”.
Industrias como el retail y las Utilities por ejemplo, son las que, a partir de los beneficios en eficiencia y sostenibilidad que está generando implantar este tipo de procesos, lideran el ingreso a este nuevo mundo.
Para los gobiernos, con ciudadanos habitando cada vez más el mundo digital al mismo tiempo que el físico, este nuevo escenario también genera desafíos y oportunidades de mejora. El proceso de transformación digital en beneficio de todos, que está llevando a cabo el Estado de Chile, tiene ahora, bajo una nueva administración, la oportunidad de ser más audaz y dar un paso más allá en las mejoras que han significado, por ejemplo, los proyectos de digitalización de trámites, y avanzar hacia una nueva forma de relacionamiento con el ciudadano.
En el área Smart Territories, por ejemplo, tecnologías disruptivas implantadas bajo el paradigma phygital (la nube, el 5G o la IA) pueden sustentar políticas de movilidad para transformar y optimizar los traslados cotidianos que hacen los ciudadanos en muchas regiones del país desde las zonas rurales donde residen, hacia las urbanas donde trabajan.
Otro dominio de la administración pública donde se pueden generar impactos significativos es el Smart Tourism, donde un adecuado procesamiento de toda la data que genera un turista en viaje, resultaría clave para mejorar sustancialmente la oferta de aquellos lugares y, por ende, la experiencia del viajero. Sin duda impactar en una industria que genera empleo y flujo económico local será siempre una buena alternativa de política pública.
Una tercera línea de acción sería también la Smart Agriculture, donde nuevas políticas de fomento basadas en las capacidades de estas tecnologías y el IoT, permitan por ejemplo mejoras en la producción y en la cadena de distribución para desarrollar una agricultura más segura, eficiente y sostenible.
Como país tenemos la oportunidad de poner en valor los nuevos horizontes que proporciona el mundo phygital y proponer soluciones de vanguardia a desafíos que existen, que se están formando, y, porque no, a nuevas oportunidades que seguro vendrán.
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