Por Paula Uribe, ingeniera data scientist de Data Observatory y Susana Eyheramendy, académica e investigadora de la Facultad de Ingeniería y Ciencias UAI y Data Observatory
Según cifras del Ministerio de Educación (2020) en Chile existe una brecha de género de personas tituladas en carreras profesionales del área de tecnología del 53,5%, mientras que de acuerdo a un estudio de ONU Mujeres de 2020, Chile es el país con el menor porcentaje de mujeres graduadas en el área de tecnología, un escenario a lo menos alarmante para quienes tenemos la convicción del aporte de la ciencia de datos en todo ámbito del quehacer humano y de problemas que aún buscan solución, como el cambio climático.
La ciencia de datos o Data Science es la respuesta al gran volumen de datos que diversas áreas del conocimiento, el comportamiento humano, las industrias y tecnologías producen minuto a minuto; y que busca, descubrir, analizar y procesar su significado y valor, para contribuir a la toma de mejores decisiones y el desarrollo de innovación con base sólida. Sin ir más lejos, muchos la han identificado como uno de los motores más relevantes en la I+D+i y catalizador de varios sectores de la economía y la ciencia.
En el Día Mundial de la Mujer y la Niña en la Ciencia, es justo reconocer el rol de nuestro género como promotoras del cambio y no meras beneficiarias en el mundo de las tecnologías. Existe mucha información que muestra que mientras mayor es el índice de equidad de género, el país muestra mejores niveles de desarrollo; siendo entonces un llamado no solo para las jóvenes generaciones de chilenas para ampliar sus opciones vocacionales y derribar mitos en ciertas carreras hasta ahora masculinizadas, sino también para las familias y la formación de estereotipos, los educadores, directivos docentes, tomadores de decisión en materias de políticas públicas y programas de equidad de género, los medios de comunicación y la publicidad, y la sociedad misma.
Un estudio del ESE Business School (2020) confirma la brecha de género en la industria TI, asegurando que se requerirían 64 años para alcanzar a paridad de género en las empresas.
Este indicador supone nuevas herramientas para atraer más mujeres a los ambientes productivos, y en ese sentido, existen algunas acciones concretas que se pueden tomar como distribuir las búsquedas de personal a través de redes diseñadas de acuerdo a focos de interés en ciencia de datos y procesos de selección pensados en mujeres, considerando esquemas de horarios flexibles y de trabajo remoto para los funcionarios, posibilitando compatibilizar trabajo y familia, en complemento con apoyo en cuidado de hijos menores (no solo restringido a lo que exige la ley). En cuanto a la flexibilidad de horario, el trabajo en ciencia de datos o disciplinas del tipo, se acomoda perfectamente a la dinámica familiar.
Si a este factor sumamos que gran parte de los hogares chilenos tienen a una mujer como sostenedora, la promoción de aquellas carreras técnicas y profesionales asociadas a las tecnologías y la programación, permitiría elevar las condiciones socioeconómicas de más familias chilenas y los mecanismos de superación de la pobreza.
Un aspecto también importante es la protección de la continuidad de estudios y así evitar la pérdida de talentos femeninos en posgrados. La evidencia muestra que mientras más arriba en la formación profesional, la brecha aumenta (doctorados hasta tener un puesto en la academia). En ese sentido, existen políticas relacionadas con el apoyo a la maternidad, como «detener el reloj» de producción científica y otras para erradicar la discriminación en universidades y emparejar los sueldos, así como interesantes programas de mentoría que permiten guiar y acompañar las trayectorias laborales. No te rindas, tú puedes ser una mujer de ciencia de datos cambiando tu futuro y el del país, no hay límites.
Revisa nuestra sección Visiones aquí