Se trata de una enfermedad que no afecta únicamente a la piel y puede acarrear consecuencias para el organismo. Por eso, un correcto diagnóstico, así como un tratamiento eficiente, pueden ser claves para el bienestar de los pacientes.
Lesiones en la piel, manchas, ardor y picazón. Estos son algunos de los síntomas que sufren los pacientes con psoriasis, una enfermedad autoinmune que hoy afecta a alrededor de 400 mil chilenos, según el Atlas Global de Psoriasis. Quienes la padecen sienten incomodidad y aseguran que se trata de una afección que no solo incumbe a la piel, pues sus causas y consecuencias son de carácter multisistémico.
Aunque muchos hemos oído hablar sobre esta patología, todavía hay cierto desconocimiento sobre sus alcances. ¿Qué la provoca?, ¿cuáles son sus síntomas?, ¿cómo se trata? Para conocer más acerca de ella, te dejamos las claves para entender mejor esta enfermedad.
Es sistémica y no solo afecta a la piel
La psoriasis es una enfermedad crónica de la piel que, al día de hoy, según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), afecta a 100 millones de personas en todo el mundo, lo cual equivale a entre un 2 a 3% de la población. Se trata de una patología de carácter autoinmune, lo que quiere decir que el mismo sistema inmunológico ataca por error al cuerpo, y se manifiesta por la aparición de lesiones rojizas, escamosas y elevadas en la piel.
Esta condición puede afectar diversas áreas del cuerpo, como codos, rodillas, cuero cabelludo, palmas de las manos y plantas de los pies, entre otras; y también puede provocar dolor, comezón, sequedad y escozor.
Pese a que muchas personas tienden a pensar que se trata de una enfermedad dermatológica, lo cierto es que es una afección sistémica, ya que aquellos que la padecen se ven afectados de distintas maneras, causando un impacto en su calidad de vida.
Así lo indica el estudio “Psoriasis: Placas vemos, corazones no sabemos”, realizado este año por la Facultad de Medicina de la Pontificia Universidad Católica de Chile, el cual a su vez concluye que se debe abordar de manera integral, velando por el bienestar del paciente más allá de la piel.
La psoriasis, además, puede relacionarse a otras enfermedades, como padecimientos cardiovasculares, diabetes, hipertensión, depresión, artritis psoriática[1] y trastornos metabólicos, entre otros. Lo anterior, provoca que darle un sentido de urgencia y tratarla a tiempo sea fundamental para no ocasionar mayores daños al paciente.
Su origen no es claro, aunque también puede ser hereditario
Si bien no se ha identificado una causa exacta para la psoriasis, se considera que la interacción de factores genéticos, del sistema inmunológico y ambientales desempeñan un papel importante en su desarrollo. Existe una predisposición genética, ya que muchos pacientes tienen antecedentes familiares de la enfermedad, por lo que podría concluirse su carácter hereditario.
Cómo detectarla y tratarla
El diagnóstico se realiza mediante la observación clínica de las lesiones características y, en algunos casos, puede requerir incluso una biopsia de piel.
En cuanto a los tratamientos disponibles, siempre dependerá de la gravedad y ubicación de las lesiones, además de abarcar la arista psicológica.
Hay opciones terapéuticas que pueden ayudar a controlar los síntomas y mejorar la calidad de vida de los pacientes. Estas incluyen:
- Tratamientos tópicos: consideran cremas, ungüentos y lociones que se aplican directamente sobre la piel afectada.
- Terapias sistémicas: comprenden medicamentos que se administran por vía oral o inyectable y que actúan en todo el cuerpo para suprimir la respuesta inmunológica.
- Terapias biológicas: se trata de medicamentos biológicos que se dirigen específicamente a ciertas moléculas del sistema inmunológico involucradas en la psoriasis.
- Fototerapia: a través de rayos de luz ultravioleta, se retrasa el crecimiento de células de la piel, lo cual reduce la inflamación en ella.
Realidad en nuestro país
La falta de conocimiento generalizado sobre esta enfermedad puede llevar a la estigmatización y al desconocimiento de las necesidades de los pacientes. En consecuencia de lo anterior, es importante fomentar la educación y la conciencia pública para cambiar esta situación.
Así, democratizar el acceso a los tratamientos disponibles, junto con estar a la vanguardia de los desarrollos tecnológicos y científicos en torno a estos, asoman como un factor relevante a la hora de combatir esta patología.
[1] Rev Chil Dermatol 2016; 32 (3) – 137 (Guías clínicas chilenas para el manejo de la psoriasis): https://rcderm.org/index.php/rcderm/article/view/117
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