Según la primera versión de la Radiografía del Dolor, una de cada cuatro personas sufren de dolor crónico en el país[1]. Esta encuesta se suma al primer estudio de prevalencia del dolor crónico en Chile, publicado en 2018[2], complementando así lo que conocemos de esta patología en nuestro país.
Cada 17 de octubre, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Asociación Internacional para el Estudio del Dolor (IASP) conmemoran el Día Mundial contra el Dolor, que se ha convertido en la causa más frecuente de consulta médica en el mundo[1].
En ese sentido, la población latinoamericana no escapa a esta realidad, con un porcentaje que oscila entre el 27% y 42% que sufre de dolor crónico[2]. Sin embargo, a pesar de su alta prevalencia, su abordaje sigue siendo un desafío para los sistemas de salud en la región y Chile no es la excepción. Según la primera versión de la “Radiografía del Dolor en Chile”, realizado por el Centro de Estudios de la Universidad Católica y la Asociación Chilena de Seguridad, uno de cada cuatro chilenos experimenta dolor crónico. La prevalencia y severidad del cuadro de dolor, además, aumenta en las mujeres y es significativamente más alta entre quienes se encuentran desocupados o inactivos. En concreto, las mujeres se ven particularmente afectadas con una prevalencia del 32.9%, lo que representa casi el doble que la de los hombres, que es del 18.9%1.
Asimismo, la situación laboral también influye significativamente en la comprensión del dolor crónico, con una prevalencia del 33.8% y 33.4% entre quienes se declaran inactivos y desempleados, respectivamente1.
“Quienes padecen de dolor crónico tienden a una peor calidad de vida debido a que sus síntomas son múltiples y afectan distintos aspectos de la salud, produciendo ansiedad, afectación del sueño, depresión y disminución de la funcionalidad física, cognitiva y laboral. Por ello, la manera óptima de abordarlo es con un enfoque multidisciplinario», explicó el Dr. Marco Narváez, presidente de la Federación Latinoamericana de Asociaciones para el Estudio del Dolor (Fedelat).
En respuesta a esta problemática, la IASP declaró el 2023 como el «Año para el Tratamiento Integral del Dolor», con el objetivo de promover una estrategia multidisciplinaria para su abordaje. Esta implica la integración coordinada de diversos enfoques para una evaluación temprana y un manejo personalizado que, se ha demostrado, es más efectivo en cuanto a mejora en la calidad de vida de los pacientes y uso de recursos[3].
“Las personas que experimentan un mal manejo de su dolor pasan mucho tiempo en el sistema de salud enfrentándose a múltiples referencias entre especialistas, tratamientos no adecuados, exámenes exhaustivos y hasta, a veces, innecesarios. Esto representa una gran carga económica, física y emocional. Necesitamos implementar una estrategia que abarque a distintas prácticas médicas y de la salud, en general que nos ofrezcan resultados reales en beneficio de los pacientes”, enfatizó el Dr. Narváez.
Dolor en Chile: Una realidad que debe ser entendida
Para la doctora Margarita Calvo, especialista en manejo del dolor y directora del Núcleo Milenio MINUSPain, es clave que cuando el dolor persiste más allá de la lesión original, con una duración de 3 meses o más[4], los pacientes deben acudir a un especialista. Sobre su prevalencia a lo largo de los años, la especialista subraya en que “puede haber distintas causas de dolores dependiendo de las edades. Por ejemplo, en los más jóvenes -que es menos frecuente- hay dolores asociados a enfermedades concretas. Lo importante, es reconocerlo y atenderlo”[5].
Destacó, además, centros especializados conocidos como Unidades de Dolor Crónico no Oncológico, que cuentan con un equipo multidisciplinario de profesionales de la salud. “Son las que tienen mejores resultados. Esto, porque el paciente entra a un programa donde es tratado al menos por un médico, un kinesiólogo y un psicoterapeuta, por lo tanto, se hace un trabajo interdisciplinario en el que el paciente logra aliviar su dolor y hacerlo más tolerable para llevar una vida más normal”, indicó la Dra. Calvo.
Promover el conocimiento del dolor crónico en la población podría permitir su tratamiento oportuno, impactando de manera positiva en los pacientes y su calidad de vida.
[1] Bravo, D., Calfucoy, P., Calvo, M., Errázuriz, A., & Vélez, J. C. (2023, 6 de septiembre). Radiografía del Dolor Crónico en Chile ACHS-UC. ACHS. https://www.achs.cl/docs/librariesprovider2/default-document-library/ppt-1ra-ronda-radiografia-del-dolor-achs-uc.pdf [2] N. Bilbeny, J.P. Miranda, M.E. Eberhard, et al. Survey of chronic pain in Chile–prevalence and treatment, impact on mood, daily activities and quality of life. Scand J Pain, 18 (2018), pp. 449-456
[3] Al-Mahrezi, A. (2017). Towards Effective Pain Management: Breaking the Barriers. Disponible en https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5632690/
[4] Estimación realizada por la Federación Latinoamericana de Asociaciones de Estudios para el Dolor (FEDELAT) con base en la incidencia global reflejada en: Pain as a Global Public Health Priority (2011). Disponible en: https://bmcpublichealth.biomedcentral.com/articles/10.1186/1471-2458-11-770
[5] IASP. (2023) What do we mean by Integrative Pain Care?. Disponible en https://www.iasp-pain.org/resources/fact-sheets/what-do-we-mean-by-integrative-pain-care/
[6] Puebla Díaz, F.. (2005). Tipos de dolor y escala terapéutica de la O.M.S.: Dolor iatrogénico. Oncología (Barcelona), 28(3), 33-37 [7] Entrevista a Dra. Margarita Calvo en Radio Bío Bío. 15 de octubre, 2023.Continúa leyendo noticias de Salud & Bienestar aquí.