CHEX es un sistema que utiliza aire comprimido y una cantidad reducida y constante de agua, y puede ser implementado a nivel residencial e industrial, proporcionando energía limpia de forma continua y sin riesgos de suministro.
En un contexto global marcado por el desafío de transformar la matriz energética y desincentivar el uso de combustibles fósiles, una de las mayores dificultades que presenta el uso de energías renovables es la intermitencia y disponibilidad de sus fuentes, determinada por las condiciones propias del sol, el viento o el agua.
Frente a ello, científicos del Centro Científico Tecnológico de Valparaíso (CCTVal), perteneciente a la Universidad Técnica Federico Santa María, propusieron una solución eficiente, simple y rentable: un sistema de almacenamiento, inspirado en la idea de una represa virtual, capaz de reservar la energía proveniente de fuentes renovables e inyectarla al sistema eléctrico cuando sea necesario.
La empresa CHEX (Compressed Hydro Energy Storage), ofrece una solución sustentable y funciona en base a un proceso cíclico, que utiliza aire comprimido y una cantidad limitada y constante de agua. Mediante la combinación de estanques que contienen estos elementos, el proceso emula la acción de una jeringa: cuando el aire entra al estanque, impulsa el agua hacia una turbina hidráulica de alto caudal, generando así energía eléctrica.
“Hemos escalado esta tecnología a un nivel industrial, confirmando que la prueba de concepto, que se hizo tres años atrás, tenía validez y que el escalamiento es posible. Hablamos de una tecnología simple en cuanto a su diseño e implementación, que utiliza elementos accesibles y no genera residuos químicos. Esto significa que puedes guardar energía al costo más bajo del mercado”, comenta Christian Romero, CEO de CHEX.
Beneficios
A pesar de la simpleza de implementación que tiene el sistema, sus beneficios son significativos: junto con su bajo costo en comparación a las opciones actuales del mercado (aproximadamente 70% más barata en inversiones de largo plazo), se trata de una tecnología con alta eficiencia de conversión eléctrica (>55%), autonomía energética por más de diez horas, escalabilidad de potencia (de 1 MW a 200 MW) y una reducción de la emisión de 300 kg de CO₂ por cada MWh almacenado.
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