Por: Consuelo Fertilio G., Ingeniera Civil Eléctrica. Fundadora y directora ejecutiva de Mujeres Ingenieras de Chile.
Desde hace 12 años conmemoramos el Día de la Ingeniería en Chile, todo un orgullo para quienes nos decidimos a estudiar esta profesión. Una carrera a la que quizás optamos, en primera instancia, porque en el colegio las matemáticas eran lo nuestro, pero que sin lugar a dudas dista de lo que realmente significa desarrollarse en esta disciplina.
La ingeniería es creatividad, constancia, trabajo en equipo, salir una y otra vez de la caja para pensar en soluciones diferentes, incluso nuevas, trabajar hasta encontrar dicha solución y ejecutarla con excelencia, muchas veces con el tiempo en contra.
La ingeniería nos desafía constantemente, en todos los rubros y áreas de desarrollo. Es un aprendizaje constante de tecnologías, competencias y habilidades interpersonales, ya que para sacar adelante los proyectos, el conocimiento y el equipo son la base. En este último año, el entorno denominado VICA, por ser Volátil, Incierto, Cambiante y Ambiguo, nos ha desafiado en repensar nuestros propios paradigmas e innovar, descubriendo nuevas tecnologías, metodologías, formas de trabajo y de interactuar, muchas veces a través de una pantalla.
Hemos tenido que sorprender y crear para enfrentar la incertidumbre, siempre con la convicción de buscar una forma para diseñar y ejecutar los planes que nos permitan seguir avanzando, trabajando cada vez más la sostenibilidad y la sustentabilidad, poniendo al centro a las personas, objetivos que ingenieras e ingenieros estamos empeñados en continuar impulsando.
Hoy en día, más que nunca, todo lo anterior nos ha confirmado la importancia de trabajar con equipos diversos, los cuales, entre otros beneficios, que han sido largamente estudiados, nos ayudan a responder con mayor rapidez, tener mejores resultados y ser más creativos. Es por eso que sumar a más mujeres al mundo de la ingeniería es una tarea trascendental y urgente a la vez.
Esta profesión históricamente ha sido etiquetada como de “hombres”, pero sin lugar a dudas, no tiene género. En 1919, Justicia Acuña, la primera Ingeniera chilena y de Sudamérica, se tituló sólo 7 años después que lo hiciera Elisa Zamfirescu, la primera ingeniera del mundo.
Hoy, un siglo después, las mujeres representamos el 28% de quienes se deciden a estudiar ingeniería. Motivar a niñas en edad escolar desde etapas tempranas, visibilizar nuestras referentes y mostrar lo maravilloso que implica ser ingeniera, más allá de las matemáticas, harán que mejoremos este porcentaje y el mundo sea un mejor lugar.
En nuestro país tenemos muchísimas oportunidades en diferentes rubros, como el energético, minero, logístico, salmonero, reciclaje, por nombrar sólo algunos y requieren que el máximo de talentos disponibles, tanto de mujeres como hombres, se enfrenten a los desafíos de hoy y de mañana.
Según el último reporte de brechas de género del BID 2021, Chile ocupa el lugar 113 entre 156 países en el ámbito de participación económica y oportunidad laboral. Se proyecta que nos llevará a nivel global 268 años en cerrar esta brecha.
Las cifras son crudas, pero en la escuela de ingeniería nos enseñaron a resolver problemas para mejorar el mundo, sabemos que los desafíos se resuelven mejor si aportamos desde nuestras diversas veredas, no cabe duda que las ingenieras y muchos de los ingenieros que nos leen, que pueden tener hijas que quieran seguir sus pasos, saben que sumar a más mujeres a esta profesión y tener una mayor participación en distintas industrias y en puestos de liderazgo, también agrega beneficios para toda la sociedad.
Es por todo esto que, desde Mujeres Ingenieras de Chile, queremos desear un feliz Día de la Ingeniería, en esta fecha simbólica, que corresponde al día siguiente al Terremoto Magno, que azotó la ciudad de Santiago de Chile el día 13 de mayo de 1647. Al día siguiente, el 14 de mayo, fue necesario comenzar con una serie de reconstrucciones y reparaciones para volver a funcionar, donde los proyectos de ingeniería fueron fundamentales para volver a levantarnos.
Esperamos que este acto simbólico, donde mujeres y hombres se reunieron entorno a un objetivo común, ayude a visibilizar la importancia que tiene la ingeniería en el desarrollo de un país, donde ingenieras e ingenieros buscamos hacer de este mundo un lugar mejor para vivir.
