Francisco Fuentes, Director del Centro de Análisis y Debate Público UCSC, analiza los resultados del Censo 2024, subrayando los retos estructurales que Chile deberá enfrentar ante la baja natalidad, el envejecimiento poblacional y el fenómeno migratorio.
La reciente entrega de resultados del Censo de Población 2024 no solo representa un avance técnico para el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), sino que instala en el debate público un conjunto de desafíos que marcarán el devenir de Chile en las próximas décadas. Así lo plantea el Director del Centro de Análisis y Debate Público de la Universidad Católica de la Santísima Concepción (UCSC), Francisco Fuentes, quien advierte que el país enfrenta una encrucijada demográfica que requiere acciones coordinadas desde el Estado y la sociedad.

“La presentación de los resultados del Censo 2024 representa una serie de hitos a destacar. Por un lado, reposiciona al INE como un centro de excelencia estadística en Latinoamérica, tras el fallido Censo de 2012. Pero, más importante aún, nos entrega datos de alta validez científica que deben ser el fundamento de las políticas públicas que se diseñen a partir de ahora”, sostuvo Fuentes.
Entre los principales temas que emergen con fuerza de este nuevo panorama están la baja tasa de fecundidad, el envejecimiento de la población y el rol de la migración. Según los datos entregados por el INE, la Tasa Global de Fecundidad (TGF) en Chile es de apenas 1,16 hijos por mujer, muy por debajo del umbral mínimo de reemplazo poblacional (2,1 hijos por mujer). Esta cifra posiciona al país entre los de menor fecundidad del mundo y anticipa un problema estructural a largo plazo.
“No solo estamos frente a un descenso de nacimientos, sino que se ha consolidado una tendencia que impide el recambio generacional. Esta situación, combinada con una esperanza de vida que alcanza los 81,4 años —la más alta de América Latina—, genera una presión creciente sobre el sistema de protección social”, afirmó el académico de la UCSC. Esta longevidad, a su juicio, se explica por múltiples factores como la mejora en salud pública, educación, condiciones sanitarias, así como por la incorporación progresiva de las mujeres al mundo laboral y el retraso en decisiones reproductivas.
El académico de la UCSC destaca que esta combinación de alta longevidad y baja fecundidad se traduce en un envejecimiento acelerado de la población, con una creciente proporción de adultos mayores y una reducción de la base joven. “En términos concretos, el país se encamina a una reducción significativa de su fuerza laboral. Esto tiene implicancias directas en la productividad, en la recaudación de impuestos y en la sostenibilidad de los sistemas de salud y pensiones”, advirtió.
En este contexto, la migración se posiciona como una variable crítica. A juicio de Fuentes, Chile debe considerar seriamente la integración de población migrante como respuesta a la disminución de la mano de obra. Sin embargo, señala que esto debe realizarse con una planificación adecuada y basada en evidencia. “La migración espontánea, como la que ya hemos vivido en la última década, no siempre se alinea con las necesidades reales del sistema productivo. Los nuevos datos del INE permitirán entender mejor la distribución territorial y los perfiles de la población migrante, lo que facilitará políticas más eficientes en esta materia”, sostuvo.
El Director del Centro de Análisis y Debate Público UCSC también subraya que el censo entrega elementos que deben alimentar una reflexión profunda sobre el tipo de país que queremos construir. “No basta con gestionar los efectos del envejecimiento o de la baja natalidad. Tenemos que repensar nuestras prioridades como sociedad: cómo fomentar la natalidad, cómo rediseñar el sistema previsional, cómo asegurar cuidados dignos para las personas mayores, y cómo regular e integrar de forma efectiva a quienes llegan desde otros países en busca de nuevas oportunidades”, indicó.
En esa línea, agregó que el desafío no es solo del gobierno de turno, sino de toda la sociedad civil, del mundo político, académico y empresarial. “Lo que el Censo 2024 nos ofrece es una hoja de ruta para los próximos 20 o 30 años. Tenemos la oportunidad de tomar decisiones estratégicas hoy, basadas en evidencia, que impacten positivamente en el bienestar de las próximas generaciones”, añadió Fuentes.
Desde el Centro de Análisis y Debate Público de la Universidad Católica de la Santísima Concepción, el llamado es claro: enfrentar con seriedad y visión de futuro los cambios demográficos que ya están en marcha, y construir políticas sostenibles que garanticen una sociedad más equitativa, productiva y cohesionada en el tiempo.
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