El hidrógeno verde es la mayor fuente de combustible no contaminante del mundo, y en Chile desde hace más de un año, el Gobierno ha impulsado la incorporación de la matriz energética sustentable de este elemento, como una forma de potenciar el crecimiento sostenible aprovechando las inmejorables características que nuestro país presenta para su desarrollo. A partir de ese impulso, las compañías del sector eléctrico, una más, otras menos, han definido planes y estrategias para llevar a cabo proyectos en la materia.
Ejemplo de esto es el primer proyecto piloto de hidrógeno verde impulsado por HIF, que fue recientemente aprobado por el Servicio de Evaluación Ambiental (SEA) de Magallanes, el cual será desarrollado en el sur del país. Esto es una muestra real de que es posible avanzar aceleradamente en este tipo de proyectos, y así como hace unos años Chile rápidamente construyó un liderazgo indiscutido en energías renovables, esas mismas fuentes son las que hoy dan el puntapié inicial para hacer del hidrógeno verde la nueva revolución energética. A partir de esto, desde Bain & Company vemos que para el desarrollo de esta tecnología hay cinco imperativos ineludibles.
En primer lugar, para entender el potencial del hidrógeno verde se debe mirar el futuro. Esto implica analizar de manera integral las aristas que permitan planificar el desarrollo de proyectos, costos, alternativas competitivas, fuentes de suministro, y tecnologías habilitadoras. A ello se suma la regulación internacional, y que ésta tengan un buen símil a nivel local.
En segundo lugar, hay que elegir un modelo orientado a la participación. A medida que se desarrolle la cadena de valor del mercado del hidrógeno, también lo harán los puntos críticos de suministro, producción y logística que influyen en el ritmo de adopción, por lo que es importante estar ahí y así tener una ventaja competitiva sostenible.
A continuación, es importante definir un plan de ejecución robusto pero flexible y que supervise y se adapte oportunamente a las señales. Con una visión clara del potencial de las aplicaciones del hidrógeno en su industria, las empresas pueden comenzar a formar un plan de acción con movimientos y opciones de bajo riesgo para la inversión de capital. Dada la actual incertidumbre en el mercado del hidrógeno, ya que aún se está construyendo la regulación, los planes estratégicos deben seguir siendo flexibles y resistentes.
En cuarto lugar, se debe elegir las mejores oportunidades y lanzar los primeros proyectos. Como ocurre con cualquier mercado en desarrollo, es probable que el crecimiento del hidrógeno se concentre en grupos de demanda y oferta potencial, y esperamos ver varias oleadas de oportunidades, como las que ya se están dando en nuestro país.
Por último, hay que definir el modelo operativo adecuado para alinear el hidrógeno con las prioridades comerciales. En algunas empresas, los esfuerzos de hidrógeno serán extensiones del negocio principal, mientras que para otras representarán segundos motores de crecimiento. Dependiendo de la estrategia, el modelo de participación y la distancia del negocio principal, el hidrógeno puede necesitar apoyo para asegurar su progreso.
Las empresas pueden comenzar a construir y ampliar una ventaja estratégica mediante el desarrollo de una mayor comprensión de los factores del mercado y las limitaciones y oportunidades subyacentes de su lugar específico en la cadena de valor del hidrógeno verde.
Afortunadamente las señales que se comienzan a ver en Chile para su implementación son alentadoras. Ya se trabaja en la nueva guía de proyectos especiales, la que será clave para orientar a las empresas en cómo deben presentar sus proyectos de hidrógeno verde y entrega un conjunto de definiciones, recomendaciones, formatos y procesos que deberán seguir ante la SEC.