Generar una innovación es un enorme paso, pero hacerlo para la agricultura en tiempos de crisis climática representa un valor mayor. En el Día Internacional de la Biotecnología presentamos la historia de Botanitec, una startup chilena, que busca revolucionar el mercado de los bioestimulantes para cultivos. Por: Hortencia Fritz A.
Diseñar y producir soluciones biotecnológicas para la industria agrícola, basadas en principios activos naturales, a partir de residuos de la misma industria es el propósito de Botanitec. Todo ello en sintonía con la economía circular.
Se trata de una startup chilena, que está dando que hablar en el ecosistema de la innovación nacional, y que suma importantes reconocimientos internacionales, a la par de un reciente premio que distingue y visibiliza el liderazgo de mujeres en tecnología e innovación.
¿Cómo partió su historia?
Hoy, la agricultura enfrenta grandes retos debido a los cambios del clima, escenario en que los cultivos enfrentan diferentes tipos de estrés, lo que afecta el rendimiento de las producciones agrícolas y la calidad de los frutos.
En este ámbito, los bioestimulantes son ampliamente utilizados en la industria para hacer frente a estos desafíos. “La gran mayoría de estos, se producen a partir de algas marinas. Lamentablemente, estas algas se obtienen con métodos que no siempre son responsables con el medio ambiente, provocando la depredación del suelo marino. Esto porque las algas son como nuestros corales, es decir, donde los peces protegen sus huevitos”, explica Daniela Vaisman, socia fundadora y directora general de Botanitec.
Es por ello que como “Botanitec buscamos crear soluciones alternativas a los productos actuales, haciéndonos responsables de los impactos generados, contribuyendo con una agricultura sostenible. Por esta razón, nuestros productos están certificados como orgánicos, aunque nuestros principales clientes son productores con cultivos convencionales”, comenta la profesional. Y agrega: “Hoy, somos una empresa pequeña, integrada también por Víctor Corro, director técnico; Julio Munizaga, director de Operaciones y Francisca Díaz, jefe de Producción.
Tal como relata Daniela, todo comenzó con un simple proyecto, una idea o quizás sólo una ilusión de crear composiciones antioxidantes naturales para su uso en la agricultura. “A fines del 2018, desarrollamos la primera composición y la testeamos en lechugas y obtuvimos resultados inesperadamente buenos. Con esa prueba de concepto postulamos a un fondo pequeño de Corfo y fue el puntapié inicial para fundar la empresa”, recuerda.
El valor de la innovación
La tecnología que desarrollaron es innovadora por múltiples factores. Lo principal es que la materia prima que utilizan es novedosa a nivel global en términos comerciales y de investigación. “Nadie había trabajado con ella, por lo que el I+D es nuestro principal quehacer como empresa. Desde el diseño teórico de las composiciones, la optimización de los métodos de extracción y estabilización, el escalamiento, y su validación en laboratorio, a nivel experimental y en campo. Ya contamos con una solicitud de patente de invención para la protección intelectual de nuestras formulaciones”, puntualiza.
Las ideas nuevas tienen alto valor por su potencial para impulsar grandes transformaciones, pero el camino es incierto y siempre se pueden presentar algunos obstáculos. “Las mayores dificultades las vivimos al comienzo del 2020, al pasar de una pequeña planta piloto en Temuco, a escalar la producción para llegar a volúmenes industriales. El clima del sur no era el apropiado para nuestros procesos. Eso, sumado a otros factores, llevó a la empresa a una reestructuración total, trasladándose a la V región”, explica Daniela.
En el presente, el mayor reto es crecer lo suficientemente rápido para no morir en el intento. Pero tienen argumentos potentes. “Las validaciones técnicas con las que contamos son increíbles. ¡Siempre nos felicitan por esto! Pero si eso no se acompaña de un crecimiento comercial, no sirve de nada. No hay impacto real. Y esta industria en particular tiene sus dificultades: la agricultura es de las industrias menos tecnificadas, resistente al cambio. No solo en Chile, sino a nivel global”, enfatiza. Y agrega otros factores a considerar: “Existe una fuerte competencia en el rubro contaminada de muchos productos poco confiables. Y finalmente, está la dificultad de la estacionalidad: que un productor pruebe un producto significa 2 o 3 temporadas de ensayos, los que no todos salen bien. Así que la consolidación de la empresa no la esperamos lograr antes del cuarto año”.
Para llegar a este punto de avance, ya tienen varios hitos importantes. “Primero que todo, el apoyo de Corfo. Sin éste, Botanitec no existiría. A fines del 2021, cumpliremos tres años recién y hemos levantado casi 150 millones en subsidios. Además, actualmente estamos levantando capital para escalar las ventas y la internacionalización de nuestros productos”, remarca.
También, la filosofía de la startup ha recibido importantes reconocimientos. “En Botanitec tenemos como pilar el construir una agricultura sostenible. Es por eso que nuestros productos se basan en la economía circular. Gracias a ello, hemos sido reconocidos por Latam Startups con el sello iImpact y por la Unión Europea en el programa Re-acciona por el clima, en cuanto al impacto medio ambiental positivo que genera nuestra empresa”, menciona la profesional.
Además, hace unos días Mujeres Empresarias reconoció a Daniela con el tercer lugar en el Premio Emprende STEM. Esta distinción busca visibilizar a mujeres que lideran empresas de tecnología e innovación.
“Me sorprendió lo relevante del premio, con un jurado de lujo, mucha difusión en medios y unas competidoras increíbles. Siento que supieron valorar el trabajo realizado hasta hoy, el que no conversa aún con nuestro nivel de ventas, por las características de la industria. Si bien tenemos más de 50 ensayos y estamos trabajando con más de 40 diferentes productores, con empresas tan reconocidas como Dole, Unifrutti, Prize, Viña Undurraga, Green Superfood, etc., nuestras ventas son bajas aún”, detalla.
Nuevas metas y un gran desafío
En la actualidad, este emprendimiento se enfoca en tres objetivos principales. Lo primero es seguir trabajando en la validación fuertemente, “además de continuar con los pilotos en campo, empezaremos con un trabajo más académico para identificar los mecanismos de acción de nuestros productos, los que esperamos publicar en revistas científicas durante el próximo año. Esto con la colaboración de un asesor de cerezas y un investigador en Biología Vegetal”, explica la experta.
También seguirán con el desarrollo de nuevos productos. Ya cuentan con dos en fase comercial, y tienen un tercero con ensayos en campo, y en carpeta al menos tres formulaciones más. Además, están evaluando las composiciones antioxidantes que producen en aplicaciones para otras industrias: alimentación animal y cosmética.
Sin embargo, el gran desafío es potenciar la comercialización. Para esto último están definiendo un socio estratégico, los que además de inversionistas, son canales de distribución o clientes lo suficientemente grandes para hacer rentable el negocio por sí solo. “Estamos viendo opciones con tres actores relevantes en la industria. Espero pronto tener noticias al respecto. Si todo resulta como esperamos, lograremos ventas del orden de US$1MM en un par de años y llegaremos a mercados internacionales el año próximo”, adelanta.
Para contactar a Botanitec, se puede escribir a daniela@botanitec.cl
www.instagram.com/botanitec
www.facebook.com/botanitec
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