Tatiana López, estudiante de ingeniería civil de la Universidad de Concepción y astronauta análoga de la misión Asclepios II; y Claudia Gaete, comunicadora digital, programadora informática de la Universidad de Santiago y bachiller en Ciencias de la Universidad de Chile; analizaron los obstáculos y oportunidades que ofrece hoy nuestro país para incorporar a más mujeres STEM en diversos espacios.
Bajo el nombre “Mujeres en STEM: ¿Qué necesita Chile hoy?”, la Red de Mentoras PROVOCA, iniciativa de AUI/NRAO, socio norteamericano del observatorio ALMA, realizó el Tercer Conversatorio; esta vez protagonizado por dos mentoras en formación: Tatiana López y Claudia Gaete. Tatiana es estudiante de ingeniería civil de la Universidad de Concepción y astronauta análoga de la misión Asclepios II; y Claudia Gaete, es comunicadora digital, programadora en informática de la Universidad de Santiago y bachiller en Ciencias de la Universidad de Chile.
El encuentro, moderado por Alexandra Suárez, astrónoma y coordinadora de operaciones de la Región de Magallanes en Fundación Enseña Chile, también miembro de la red PROVOCA, comenzó por reconocer la necesidad de más espacios de divulgación que permitan visibilizar la representación femenina en ciencias históricamente dominadas por los hombres. “Instancias como este ciclo de conversatorios ayudan a construir redes de colaboración y abrir no solo las mentes, sino también oportunidades de participación de niñas, jóvenes y adultas, con interés o vocación en ciencias, tecnología e informática, ingeniería y matemática”, sostuvo.
En la ocasión, Tatiana López, quien recientemente fue galardonada con el Premio Mujeres Destacadas de la Municipalidad de Concepción y Premio Talento Joven regional de Bío Bío, señaló: “Cada una desde nuestro propio rol podemos inspirar a las nuevas generaciones.
Es necesario que se abran más puertas en el campo científico y que se creen incentivos que permitan que los profesores del nivel escolar puedan hacer más actividades en terreno y así motivar a niñas y niños”.
La joven estudiante de ingeniería también destaca la importancia de las familias como primeros promotores del interés por las ciencias. “Yo era de las niñas a las que le regalaban libros y telescopios. Mis padres alimentaban mis ganas de leer y aprender, y así cada vez me adentré más en las ciencias. Los laboratorios en el colegio era una ventana al universo, pero mi familia fue un eslabón determinante en la tenacidad para persistir en mi amor por la ciencia y combinar ese constante descubrimiento con mis hobbies”, explica.
Tatiana asegura que su madre fue su primer modelo de rol en ciencias. “Ella estudió ingeniería comercial en Canadá y al llegar a Chile, cuando ya tenía dos hijas pequeñas, decidió entrar a medicina. El mismo año que entré al colegio, ella empezó la universidad, motivada solo por el deseo de ayudar a más familias desde la salud pública. Gracias a ese ejemplo, pienso que nunca es demasiado temprano ni demasiado tarde para seguir un sueño”.
En cuanto a los cambios necesarios en nuestro país para aumentar la participación femenina en STEM, propone comenzar por cambios tan sencillos como bajar los impuestos a los libros y así hacer más accesible el conocimiento a todos y todas. “Se necesitan hombres y mujeres en todas las áreas. Mi invitación es a la igualdad y espero que nunca el número sea un obstáculo o un factor atemorizante. Atrevámonos a ser las únicas mujeres en un aula y tomemos esa oportunidad para sobresalir y brillar. Estamos haciendo un camino para que otras solo corran por él y no tengan que poner las primeras piedras”, señaló Tatiana.
Por su parte, Claudia Gaete, asegura que las mentes de los niños y niñas se abren en la primera infancia, en la familia y en los colegios. “Existe muchas alternativas para ofrecer talleres para inventores, con el mismo entusiasmo con que se organizan talleres de arte y deporte. Personalmente, me ha tocado dar clases de programación en colegios y es maravilloso ver cómo los chicos se sorprenden con sus capacidades combinadas con la tecnología”.
En su caso, Claudia comenta que no tuvo modelos de rol científicos en su familia, pero sí le permitían desarmar todo tipo de aparatos y así descubrir cómo funcionaba una máquina. “En mi etapa de colegio tuve un inspector que era el encargado de computación y él me ayudó mucho. Ahora que soy mamá, yo espero cumplir ese rol y ser la llave de ese cambio en la mente de mi hija. Pocos saben que existen microcontroladores capaces de conectar una manzana con un computador y enseñarle a los niños cómo controlar el entorno”.
Claudia afirma que hay muchas herramientas gratuitas que permiten jugar y aprender a la vez y hacer animaciones o crear robots. “Es necesario que los profesores se capaciten y que amplíen su portafolio de instrumentos de enseñanza para así motivar desde el juego a los niños y guiarlos en sus propios descubrimientos”, comentó.
Agradecida de la experiencia de trabajo de la misma red de mentoras PROVOCA, Claudia dice que a lo largo de los años ha conocido a destacadas mujeres científicas, que además del conocimiento, comparten otros de sus talentos y habilidades de liderazgo. “Como programadora, creo que el ser mujer me ha ayudado a ser una buena interlocutora entre las necesidades de mis clientes y el propósito final de la herramienta informática que buscan. Las mujeres tenemos cierta sensibilidad para saber escuchar e interpretar. Creo que hacer el trabajo con un toque de cercanía, enriquece a los equipos y también el resultado final de todo proyecto”. Y en cuanto a los desafíos, Claudia quisiera que Chile abriera más becas de capacitación, sin requisitos previos como carreras afines. “Siento que esas trabas muchas veces limitan el entusiasmo”, finaliza Gaete.
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