Alcanzar un desarrollo sostenible es un desafío que está generando transformaciones profundas en distintos sectores. El Sistema B, con 4.000 Empresas B alrededor del mundo está impulsando este cambio a través de acciones concretas y medibles. Por: Hortencia Fritz A.
Una de las propuestas más innovadoras del último tiempo se conoce como Sistema B. ¿Qué busca este modelo? El principal objetivo es crear un sistema económico inclusivo, equitativo y regenerativo para todas las personas y para el planeta».
Para conocer los principales pilares de este cambio de paradigma conversamos con Zdenka Astudillo Mihovilovic, directora ejecutiva Sistema B Chile, Ingeniera Comercial de la Pontificia Universidad Católica de Chile, con más de 20 años de destacada trayectoria liderando áreas comerciales en empresas y organizaciones sin fines de lucro. Ella es experta en planificación y gestión comercial y nos entregará las claves de este tema, en el marco del Día Internacional del Reciclaje.
“Lo principal, entender que esto nos compete a todos. Estamos hablando de una transformación cultural no sólo económica, y pretender hacerlo solos es imposible. Nuestro rol en el ecosistema es impulsar esta transformación, reconociendo la importancia que tienen todos los sectores y lo fundamental de estar alineados. Y lo siguiente, es la firme convicción respecto de la fuerza que tiene el mercado en este poder transformacional”.
¿Cuáles son los principales avances de Sistema B?
En este momento son 4.000 las Empresas B alrededor del mundo que están impulsando este cambio a través de acciones concretas y medibles, en el universo de empresas que existen en el mundo es una fracción muy reducida. Sin embargo, ya están dando que hablar, ¿qué pasaría entonces, si ese número fuera 10 veces mayor? Si cada una de las empresas de este planeta y más aún si cada uno de los habitantes del planeta tomara conciencia de la responsabilidad que tiene en el cuidado de su entorno, personas y medio ambiente. Estoy segura que las cosas serían increíblemente distintas.
2-. ¿Qué sectores pueden liderar estas transformaciones? ¿Cuál es el rol que pueden tener las empresas?
Es muy importante el rol que tiene el Estado para establecer políticas públicas que apoyen e impulsen los cambios que se requieren. También son muy importantes las organizaciones no gubernamentales que han sabido poner los problemas a los que nos enfrentamos como sociedad y como planeta sobre la mesa. La academia también es un sector que tiene una relevancia tremenda, formando profesionales y técnicos conscientes de su rol como agentes de cambio. El sector financiero es fundamental, propiciando inversiones que consideren los riesgos sociales, ambientales y de gobiernos corporativos. Y por supuesto, el rol de las empresas en todo esto es trascendental. Si pensamos cada una de las acciones que realizamos durante el día, desde encender la luz, vestirnos, comer, comunicarnos, transportarnos, llevar a nuestros hijos al colegio, ir de vacaciones, y así todo lo que hacemos durante el día, un altísimo porcentaje de lo que hacemos día tras día tiene asociada una empresa detrás. Si esas empresas a través de lo que hacen logran generar un impacto positivo en sus trabajadores, en su cadena de valor y en su entorno, el cambio se produciría muchísimo más rápido de lo que esperamos. El punto está en querer hacerlo, dejar de medir sólo rentabilidad económica y comenzar a gestionar también estos otros impactos.
Medir es clave para mejorar. ¿Cuáles son las herramientas que permiten evaluar el impacto socioambiental de una empresa con que cuenta Sistema B?
Contamos con una herramienta denominada Evaluación de Impacto B, que nos permite medir a la empresa transversalmente, y que a lo largo del tiempo ha logrado integrar las mejores prácticas y los más altos estándares de desempeño de otras importantes herramientas de medición del mundo. A través de esta herramienta, las empresas pueden medir y gestionar desde su modelo de negocio hasta sus distintas prácticas operacionales, considerando gobernanza, trabajadores, comunidad-proveedores, clientes y medioambiente. Esta evaluación permite a las empresas desarrollar un proceso de mejora continua completo y profundo, vinculante con los desafíos socioambientales y lo más importante es que es una herramienta global, gratuita y online disponible para la gran mayoría de las empresas.
El cambio climático es uno de los mayores desafíos que enfrenta la humanidad. ¿Qué oportunidades nos abre el modelo de economía circular?
El ser humano vive inmerso en un ecosistema interconectado e interdependiente, donde aquello que afecta a un organismo tiene repercusiones en otro. Esto explica por qué el cambio climático es un fenómeno cuyas consecuencias se extienden no sólo a lo ambiental, sino también a lo social y económico (triple impacto) y es precisamente en este sentido, que la economía circular juega un papel fundamental en el desafío de reducir las causas que generan el cambio climático, ya que genera un impacto positivo multidimensional.
¿Cómo se puede comprender esto en detalle?
En primer lugar, el modelo de economía circular evita la generación de desechos, lo cual impacta directamente en el medio ambiente. En este modelo, extraer, consumir y luego botar (características de la economía lineal) no se producen. Los desechos que se generan son y debieran ser mínimos. Todo esto se traduce en una reducción de la cantidad de desechos y contaminación en vertederos, los cuales emiten grandes cantidades de carbono, o terminan en la naturaleza perjudicando la vida de distintos actores de nuestro ecosistema. Esto tiene también un gran impacto social, ya que al reducirse significativamente la cantidad de desechos, desperdicios y basura, se disminuye también la cantidad de estos vertederos.
En segundo lugar, para obtener la circularidad de los diferentes procesos, el modelo requiere trabajar en conjunto con el mundo de las energías renovables. Con la implementación de este sistema, se produce una importante reducción de las emisiones de carbono, lo que impacta profundamente en el cambio climático y, por tanto, en el medio ambiente. Es por esto que existen diferentes campañas dedicadas a la reducción de emisiones como, por ejemplo, Race to Zero. Además, el uso de estas energías renovables genera impacto social positivo, pues gracias a ellas se evita la emisión de dióxido de carbono al aire de comunidades que deben convivir con grandes centros de producción.
En cuanto al impacto económico, el modelo de economía circular es también beneficioso. Si una empresa utiliza ciertos materiales como el plástico para vender sus productos, es lógico que los vuelva a ocupar, acortando sus costos de producción a través del reciclado de la “materia prima”. Si las empresas consideran sus externalidades negativas al medio ambiente y la sociedad, se darían cuenta que es rentable que incorporen todo eso que lanzaron al mercado y lo vuelvan a inyectar en su cadena de fabricación. Así, a largo plazo, los costos bajarían, a pesar de ser una inversión a corto plazo, dando cuenta del desafío que implica el cambio. Por su parte, las energías renovables también tienen un gran impacto económico en las empresas, a pesar de ser inversiones de largo plazo.
La economía circular abre muchas puertas para impulsar un impacto positivo en temas sociales, ambientales y económicos, impacto que necesitamos accionar de manera urgente y en conjunto, ya que es tarea de todos trabajar para disminuir el avance del cambio climático que nos afecta.
¿Cuál es el balance de Sistema B en el contexto internacional? ¿Qué pasa en Chile?
Sistema B es parte de una red global, liderada por B Lab en EEUU, presente en todos los continentes, con aliados globales similares a Sistema B, en Europa, Oceanía, Asia y África del Este, llegando a más de 70 países ya con 4.000 Empresas B certificadas en todo el mundo.
En América Latina estamos presentes como Sistema B con cerca de 700 Empresas B en 19 países de la región desde México a la Patagonia y en Chile ya son 180 las Empresas B.
Hemos crecido mucho en el último tiempo, vemos con alegría y esperanza como cada vez son más las empresas que van acercándose al Movimiento B, muchas de ellas con la convicción de querer ser parte de la solución.
Hace unos años, la mayoría de las empresas que se acercaban eran pequeñas empresas, la mayoría con un modelo de negocio centrado en resolver las problemáticas sociales o ambientales, con mucha épica y un gran espíritu movilizador y colaborativo, y en el último tiempo, hemos visto como cada día son más las empresas medianas y grandes que buscan en el Movimiento B una forma de vincularse con este compromiso, incorporando prácticas sustentables, generando políticas que favorecen a sus colaboradores, integrándose a sus comunidades, en definitiva siendo conscientes de sus acciones, generando un espiral de mejora continua.
Es el caso por ejemplo de Viña Concha y Toro en Chile, con un tremendo trabajo que vienen realizando en los últimos años que les ha permitido lograr la certificación, Juan Valdez en Colombia, el trabajo que está haciendo Danone en todo el mundo, certificando ya más del 60% de sus filiales con el compromiso de llegar al 100% antes del 2025. Y es justamente eso lo que necesitamos, el compromiso y colaboración de todos con el triple impacto (económico, social y ambiental).
¿Qué procesos se aceleraron con la pandemia y las diversas crisis que vive el mundo?
Definitivamente tanto la pandemia, como la crisis social han sido un acelerador. Nos hubiera gustado que el avance se lograra espontáneamente, pero finalmente, la historia nos ha mostrado como sin crisis no hay evolución. En este tiempo hemos sido testigos como las empresas más resilientes han sido las que se mueven por un propósito, las que detrás de su oferta sostienen una causa más profunda que el sólo hecho de vender un cierto producto o servicio, son esas empresas las que hemos visto levantarse, reinventarse, cuidando a su gente y su comunidad. Tenemos muchos ejemplos de esto dentro de la Comunidad de Empresas B, los cuales hemos ido registrando en un espacio que hemos llamado Navegando con Propósito (www.navegandoconproposito.cl) y que da cuenta de la capacidad de reinvención que han tenido las empresas a la luz de su propósito.
Por otra parte, el avance de la digitalización ha sido enorme, el alcance que ha logrado el eCommerce en la oferta de productos, la oferta de servicios impensados hace unos meses en formato digital y que ahora pueden ser prestados sin barreras geográficas. Pese a haber sentido el golpe de la crisis, las oportunidades que se abren son enormes.
¿Qué otras iniciativas pueden destacar?
Desde Sistema B y en conjunto con Emprediem, Empresa B con quienes llevábamos 3 años desarrollando Rondas de Negocios en formato presencial, vinculando a través de reuniones cortas y condensadas en un día, a empresas y emprendimientos que estén generando un impacto positivo a través de sus negocios, nos vimos con la urgencia de digitalizar este espacio dada la necesidad de apoyar la reactivación, pero no cualquier reactivación sino una sostenible, que considere el triple impacto.
Y los resultados que hemos obtenido durante todo este tiempo, con 8 rondas en formato digital, con presencia de más de 3.000 empresas de todas partes del país, con expectativas de negocios en promedio de $5.000 millones por ronda, ha sido tremendo, hemos contado con el apoyo de muchas instituciones, Corfo, Sofofa, Fosis, la Unión Europea entre otras instituciones, y también grandes empresas como Natura por ejemplo, actualmente una de las Empresas B más grandes en el mundo.
Esto claramente da cuenta de esta fuerza del mercado de la que hablaba al principio, la necesidad de conectarse, colaborar, ser parte de un mundo que necesita la acción conjunta para levantarse mucho mejor, más conscientes y responsables de cada una de nuestras decisiones y acciones. Esto no es posible con unos pocos, los necesitamos a todos.