Un reciente estudio internacional, que en el país fue liderado por la Universidad de la Frontera, documentó por primera vez los cambios y los factores que incidieron en las conductas de movimiento durante la emergencia del coronavirus entre los niños latinoamericanos menores de 5 años. La calidad del sueño disminuyó alrededor de 15% y la actividad física se redujo en un quinto.
Diversos estudios han evidenciado el impacto de la pandemia en la actividad física, en la calidad del sueño y en el tiempo frente a las pantallas. Sin embargo, tales informes habitualmente se han enfocado en población adulta y en escolares, mientras que poca ha sido la evidencia en niños menores de cinco años. Menos aún, respecto de los factores que pudieron haber influido en estos comportamientos y, específicamente, en el mundo latinoamericano que, de acuerdo a la OMS, ha sido una de las poblaciones más por la pandemia afectadas a nivel mundial, con cerca de un 30% de las muertes relacionadas a al Covid-19.
En este contexto, un reciente estudio internacional que en Chile fue liderado por la Universidad de la Frontera, dio a conocer por primera vez cómo cambiaron las tendencias de movimiento durante el coronavirus entre los preescolares de origen latino.
El principal hallazgo fue que el tiempo dedicado a pantallas (celulares, televisión, tablets, etcétera) prácticamente se duplicó durante la pandemia, mientras que la actividad física, principalmente en forma de juego, se redujo en 20% y que la calidad del sueño bajó en 15%.
“El uso de pantallas está llegando de forma preocupante en etapas muy tempranas del desarrollo. El uso excesivo de estas, o sea, más de 1 hora al día para niños de 3 y 4 años, por ejemplo, se asocia no sólo con dificultades motoras sino que también del lenguaje y emocionales”, alerta el doctor Nicolás Aguilar Farías, académico, kinesiólogo de la UFRO e investigador principal de estudio en Chile.
Con el objetivo de obtener una muestra de distintas realidades de la población latinoamericana, se incluyeron 4.136 niños en los análisis, siendo 3.045 de ellos chilenos, mientras que 632 fueron estudiados en México y 459 en Estados Unidos.
Para este informe – publicado en la revista Scientific Reports y que junto a la UFRO fue liderado por el Instituto Nacional de Salud Pública en México y la Universidad de Washington en San Luis en Estados Unidos – se examinaron además los factores del niño, del cuidador y del hogar asociados con los cambios en las conductas de movimiento durante el encierro.
“Como la principal universidad estatal de regiones, buscamos con este proyecto seguir impulsando el aporte que desde las ciencias y la investigación podemos entregarle a nuestra sociedad. En este caso, este trabajo es un importante aporte al desarrollo de la astroingeniería local desde la zona sur de Chile”, detalla el Vicerrector de Investigación y Postgrado de UFRO, Dr. Rodrigo Navia.
Así, en Chile se encontró que entre los más influyentes en los cambios negativos relacionados al movimiento fue dejar de asistir a un centro educacional, no tener la oportunidad de jugar con alguien y la falta de un espacio para jugar, además de residir en zonas urbanas y en particular en departamentos.
“La falta de espacios adecuados para jugar está afectando el desarrollo integral de los niños y niñas. Las políticas y normas de edificación y planificación urbana deben considerar el juego como un derecho. Los espacios deben favorecer la exploración y el juego libre”, precisa el científico UFRO.
De acuerdo a las recomendaciones de la OMS en cuanto a actividad física, uso de pantallas y sueño para niños de 1 a 5 años, se sugieren tres horas de actividad física al día (juego), reducir al máximo el uso de pantallas. Por ejemplo, entre los 3 y 4 años no se deben usar las pantallas por más de una hora al día. Lo anterior, en virtud de propiciar un mejor desarrollo social, psicológico y cognitivo.
“Este estudio y otros realizados en el mundo han ido demostrando que el juego debe protegerse y estar como prioridad de los países. La inversión en la niñez es una de las mejores decisiones que puede realizar un estado. Lamentablemente las inequidades socioeconómicas y ambientales también van afectando las posibilidades de jugar y limitar todos los beneficios que promueve en el desarrollo integral de los niños y niñas”, cierra el investigador.
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