Este martes, se llevó a cabo el cierre de las actividades de verano del Centro para Niños/as con Cuidadores Principales Temporeras/os -comúnmente conocido como escuela de verano-, que, desde el 17 de enero al 15 de febrero, recibió a 25 niños y niñas de Cabildo para que disfrutaran de diversas actividades recreativas como cine, tardes de piscina y playa, juegos y deportes.
Este centro nació como un espacio de recreación para los hijos e hijas de temporeras o madres trabajadores, quienes no podían cuidar de sus hijos durante el día. Actualmente, son diferentes los casos de los pequeños que llegan al centro, pero el factor común es el que muchos no tienen los recursos para realizar las actividades que les ofrece el centro durante los meses de verano.
Durante los cinco años que se ha desarrollado esta escuela de verano, el elemento que siempre ha destacado es el gran impacto positivo y los muchos beneficios físicos, psicológicos y emocionales que trae para los niños y niñas que participan del centro, quienes hacen amigos, interactúan, aprenden, se divierten, realizan actividad física, disfrutan de la naturaleza, entre otros, y también el apoyo que se le entrega a las familias de estos pequeños, puesto que se les cuida y alimenta con desayuno, almuerzo y colación desde las 09:00 hasta las 17:00 horas de lunes a viernes por más de un mes.
“Yo llevo en la escuela de verano desde el 2018 y lo que se busca acá, principalmente, es crear actividades que sean recreativas en torno a (actividades) tanto que sean deportivas, hacemos también habilidades, por ejemplo juegos de mesa, y distintas cosas para sacar a los niños de la rutina del día a día. Y, también, el centro, principalmente, como está pendiente y presta estos cuidados, hace que los niños tengan un lugar seguro, de resguardo, pero también donde van a venir a pasarla bien. Entonces afecta positivamente porque, por ejemplo, han salido niños en años anteriores que han generado vínculos de amistad que hasta el día de hoy se mantienen”, contó Carolina Piñones, fonoaudióloga cabildana encargada del centro y la organización de todas sus actividades.
Por su parte, el profesor cabildano Julio Acosta, del Instituto Nacional del Deporte (IND), quien también lleva años trabajando en el Centro, tanto en Cabildo como en otras comunas, señaló que: “Este programa nos lleva a que estos niños puedan disfrutar de vacaciones y qué mejor que en nuestra comuna. Muy contento de llegar al final de una nueva temporada de
vacaciones. Muy contento por todo el apoyo que se les brindó a estas familias y a estos niños en este verano”.
Este centro se desarrolla gracias a una alianza entre el IND, el Ministerio de Desarrollo Social y Familia, Junaeb y el Municipio de Cabildo. Entre todos estos actores se aseguran de proveer los recursos, la comida, los recintos, los buses para los viajes, los implementos, etc. Actualmente, el cupo es de 25 niños/as de 6 a 12 años máximo.
Más que un centro de verano, un espacio para conectar
Pese a que la pandemia impidió que se realizara la quinta temporada de esta escuela de verano durante 2021, este 2022 regresó con más energía que nunca. Tomando todos los resguardos sanitarios, los niños y niñas atesoraron cada momento de diversión compartido, lo cual es muy valorado por sus familias y el mismo municipio.
“Para nosotros como Dideco es una gran iniciativa obtener estas escuelas de verano, considerando que, para muchos de los niños y niñas que participan, es su única instancia de compartir con otros chicos, de participar, de hacer algo distinto. Muchos de ellos son niños que en sus casas sus mamás trabajan todo el día, no tienen otras instancias de poder salir, incluso, de la comuna. Para ellos es un beneficio tremendo, les permite divertirse y un sinfín de cosas”, expresó la asistente social Katherine Molina, funcionaria de la Dirección de Desarrollo Comunitario (Dideco) que se encarga de gestionar los recursos de apoyo entregados por el municipio, ya sea contrato de monitoras, espacios, elementos y aporte monetario.
Y no hay mejor evidencia del impacto positivo del centro en los niños cabildanos que el testimonio de una de sus participantes. Renata Araya, de 11 años, contó con mucha emoción lo feliz que estaba de poder ser parte, por primera vez, de esta escuela de verano. “Como definir las palabras de ‘súper feliz’ en una sola palabra. Es que acá todos me cayeron bien, los profesores son amorosos, las actividades son muy entretenidas porque la otra vez jugamos a Las Quemadas, aunque sí me gustaría que dieran más años o más edad para venir, porque, por ejemplo, para muchos niños este sería el último año y eso es fome porque hay muchas cosas entretenidas”, señaló la pequeña.
Y su madre, Carla Bernal, aportó a este testimonio comentando que: “Le sirvió harto como para salir del encierro porque estuvo muy encerrada y ha disfrutado mucho, conoció muchos compañeros de diferentes colegios, ha hecho muchas amistades, y ella no es de muchas amistades, entonces ha disfrutado demasiado, el profesor ha sido excelente, muy preocupado de los niños, mi hija está feliz. Esto le sirve a ella para socializar y tener más amistades porque su vínculo es muy cerrado, no compartía mucho y esto le ha servido harto”.
Se espera que en los próximos años se pueda aumentar el cupo y la edad límite de los participantes para que más niños y niñas tengan la oportunidad de vivir un verano divertido.
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