“Se ha desarrollado una mayor conciencia sobre la importancia de la prevención en el lugar de trabajo en Chile, fomentando una cultura que involucra a empleadores, trabajadores y organismos gubernamentales”, explican expertos del Departamento de Prevención del Instituto de Seguridad Laboral (ISL).
La transformación laboral generó un impacto significativo en la naturaleza de los riesgos laborales, tanto en la seguridad como en la salud de las y los trabajadores. En Chile, se han desarrollado nuevas normas y regulaciones para protegerlos de estos peligros emergentes, donde las empresas están obligadas a proporcionar un ambiente de trabajo seguro y saludable, y a implementar medidas preventivas para proteger a sus empleados.
Según informes del ISL, sólo en el 2020, el costo total de los accidentes y enfermedades laborales ascendió a 311 millones de dólares para las empresas, lo cual ratifica también en lo económico la importancia de la prevención.
La globalización y situaciones mundiales, como la pandemia o los procesos migratorios masivos, han acelerado el desarrollo de nuevas tecnologías e intensificaron el teletrabajo y diversificaron las plataformas digitales, lo cual, en muchos casos, se tradujo en empleos precarios con entornos inseguros y poco saludables. Estas nuevas formas de trabajo hacen que las personas se vean enfrentadas a riesgos que antes no existían o no se evidenciaban.
Según explican profesionales del Departamento de Prevención de Riesgos Laborales del ISL “las consecuencias de la incorporación de nuevas tecnologías, sobre la seguridad y salud de las y los trabajadoras, aún están insuficientemente evaluadas”. Para abordarlo, explican que los modelos de prevención se centran en la evaluación del riesgo, la sensibilización del personal, la mejora del entorno de trabajo y el fomento de una cultura de seguridad.
Chile ha logrado importantes avances en materias de seguridad y salud laboral gracias a la implementación de diversas leyes y normativas destinadas a proteger a los y las trabajadores. Estas incluyen la actualización del Compendio de Normas del Seguro Social de Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales de la Superintendencia de Seguridad Social (Suseso), la ratificación de convenios de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la promulgación y actualización de la Política Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo. Entre estas regulaciones se encuentra el Convenio Nº190, que reconoce el derecho de todas las personas a un mundo laboral libre de violencia y acoso, y el Convenio N°187, que establece la responsabilidad de los empleadores y las y los trabajadores para lograr un ambiente de trabajo seguro y saludable.
Según detallan los profesionales del ISL: “La ratificación de estos convenios refleja el compromiso de Chile con la promoción y protección de la seguridad y salud laboral y la importancia que se le da a estos temas a nivel nacional e internacional (…) Se ha desarrollado una mayor conciencia sobre la importancia de la prevención en el lugar de trabajo en Chile, fomentando una cultura que involucra a empleadores, trabajadores y organismos gubernamentales”.
RIESGOS EMERGENTES
Entre los riesgos emergentes se encuentran las nuevas tecnologías, procesos de producción, nuevas condiciones laborales, como el trabajo remoto que puede generar problemas de ergonomía, aislamiento social y estrés laboral. La ciberseguridad, por la vulnerabilidad a los ataques informáticos, prevenible con la encriptación de datos y capacitación del personal; casos de discriminación y acoso, incremento de accidentes viales y entornos inseguros en los centros de trabajo son también parte de los riesgos que afectan la salud mental y física que deben ser abordados por las empresas. Para evitarlos se puede proporcionar un equipo de trabajo adecuado, brindar apoyo emocional y psicológico, promover la inclusión y diversidad, desarrollar programas de bienestar, además de fomentar una cultura de respeto y dignidad en el lugar de trabajo.
A pesar de los avances en materia preventiva, aún existen desafíos. Los riesgos psicosociales, la carga emocional y el acoso, siguen siendo un problema en muchos trabajos. Asimismo, los cambios demográficos y la diversidad requieren enfoques inclusivos; y el trabajo precario o las nuevas formas laborales presentan desafíos en regulación y prevención. Es por esto que la legislación en seguridad y salud laboral precisan constante revisión y adaptación.
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