Entre las recomendaciones de los expertos se encuentra el uso eficiente del agua y el cuidado del suelo mediante el uso de cubiertas.
Con la llegada de una nueva ola de calor que se prevé afecte a gran parte del territorio chileno durante los próximos meses, los agricultores enfrentan un desafío crítico: proteger sus cultivos frente a temperaturas extremas que podrían superar los 35°C en varias regiones.
Max Amenábar, gerente de proyectos de Dripsa, empresa experta en soluciones de riego tecnificado para la agricultura, asegura que “estas condiciones no solo intensifican los efectos de la mega sequía, sino que también generan impactos directos en el crecimiento, calidad y rendimiento de los cultivos”
Chile lleva más de una década enfrentando un régimen hídrico crítico, con precipitaciones que han disminuido hasta un 30% en algunas zonas, mientras que las temperaturas medias han aumentado constantemente, según datos de la Dirección Meteorológica de Chile. Ante este escenario, la tecnología y las estrategias de adaptación cobran un rol clave para mitigar los impactos en el sector agrícola.
Las altas temperaturas, el exceso de radiación y la falta de agua pueden generar cambios anatómicos, morfológicos y funcionales en los cultivos. Entre los efectos más comunes se encuentran la pérdida de vigor, inhibición del crecimiento del tallo y raíz, aborto de flores y frutos, decoloración, daños en los frutos y un incremento en la aparición de plagas, como la temida arañita roja.
Prevenir para no lamentar
La prevención es siempre nuestro mejor aliado. Para ello, es muy relevante ir monitoreando día a día que lo que sucede con el clima, de manera de poder ir anticipándonos a las situaciones adversas.
“Sin duda, uno de los temas más controversiales tiene que ver con el riego. Hoy lo prioritario es hacer un uso eficiente del agua mediante una estrategia integral. Se debe trabajar en la tecnificación del riego, como es la implementación del riego inteligente”, recomienda Max Amenábar.
Otro tema tiene que ver con el cuidado de las raíces y el suelo. Los esfuerzos no solo deben concentrarse en la parte aérea, sino en tener raíces de excelente calidad y gran actividad. “Esto se logra con la preparación física y química del suelo. Lo que conocemos como suelo vivo, la recomendación actual es usar sustancias orgánicas”, especifica el ejecutivo de Dripsa.
El uso de cubiertas también ayuda mucho para reducir la demanda hídrica y ser más eficientes con el riego. Si son usadas correctamente, pueden generar un ahorro de entre un 15% hasta 30% del agua de riego. “Pueden ser naturales o sintéticas. Deben instarse de manera que permitan una adecuada ventilación”, recomienda Amenábar. .
También es muy importante evitar el uso irracional de fertilizantes, dado que incrementan la salinidad del suelo y dificultan la absorción de agua, al mismo tiempo que son unos de los grandes causantes del calentamiento global y suciedad de las aguas subterráneas.
Finalmente, Max Amenábar subraya la necesidad de un cambio cultural en el manejo agrícola: “No podemos seguir enfrentando el cambio climático con herramientas del pasado. La inversión en tecnología y conocimiento es crucial para asegurar la sostenibilidad del sector agrícola en Chile, aplicando soluciones innovadoras de riego que permiten enfrentar los desafíos climáticos de manera eficiente y sostenible”.
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