La iniciativa ejecutada por INIA Carillanca junto al apoyo de la Fundación para la Innovación Agraria (FIA), se está desarrollando en La Araucanía, y considera el factor cambio climático en el cultivo de los almendros. Se espera que desde el tercer año comience la producción de sus frutos.
El cambio climático representa un sinfín de desafíos para la agricultura, pero también es una gran oportunidad para innovar en cultivos en zonas extremas, debido al aumento de las temperaturas. Un caso de éxito es el cultivo de almendros en La Araucanía, que ya comenzó el proceso de floración, con hermosas y cálidas flores, blancas y rosadas.
La iniciativa se desarrolla, gracias a la ejecución de INIA Carillanca y el apoyo de la Fundación para la Innovación Agraria (FIA), con el objetivo de ofrecer una nueva alternativa productiva de variedades de almendros en zonas extremas.
“Ver los primeros resultados de esta innovación inédita en Chile, nos permite corroborar que, ante la incertidumbre del cambio climático, poco a poco podemos tener certezas. Por otro lado, FIA se comprometido a que cada uno de los aprendizajes de nuestros proyectos sean transmitidos a la comunidad a través del servicio de información, así que que las personas interesadas deben estar atentas a nuestro sitio web”, dijo el director ejecutivo de FIA, Álvaro Eyzaguirre.
Floración productiva
Por primera vez en el país se estudia el comportamiento del almendro en condiciones agroclimáticas extremas, así que el año 2019 se dio inicio al cultivo de ocho hectáreas de 7 variedades de origen español. El investigador de INIA Carillanca a cargo del proyecto, Carlos Fuentes, indicó “usamos dos patrones distintos, en alta, media y baja densidad.
Un aspecto relevante, es que las variedades de almendros cultivados en La Araucanía inician la floración dos semanas antes, debido a que reciben las horas de frío necesarias primero que en la zona central, que era uno de los objetivos planteados al inicio, usar variedades de floración más tardía.
Proyectando la cosecha
Actualmente, las variedades Isabelona y Soleta iniciaron la floración en el huerto, lo que permite proyectar la cosecha que se iniciaría en febrero a marzo de 2022. Carlos Fuentes indica “en la primera cosecha esperamos unos 500 kilos de pepita por hectárea, por lo que estamos contentos con la producción que podríamos obtener el próximo año. Luego el cuarto a quinto año podamos llegar a una producción de 3 mil kilos de pepas de almendras por hectárea”.
Castaños
La investigación también contempla el análisis del cultivo de castaño tipo marrón en la zona sur. Actualmente los investigadores se encuentran realizando pruebas para determinar el cultivo idóneo para establecer entre las hileras plantar entre árbol y árbol ya que existe terreno sin uso por parte de los agricultores, ofreciendo una oportunidad para diversificar la oferta productiva, y adelantar los ingresos en un cultivo que es a largo plazo.
Valor agregado
En Chile, tradicionalmente los almendros se han cultivado en la zona centro norte del país, siendo la principal variedad Nonpareil (floración temprana y autoincompatible), la cual se cultiva en densidades bajas y sobre patrones vigorosos. Sin embargo, producto de los avances en mejoramiento genético logrados principalmente en España, además del cambio climático, surge la posibilidad de modernizar el cultivo bajo las condiciones del sur de nuestro país.
Sobre el castaño tipo marrón, en la zona sur de Chile existen muchas potencialidades para su desarrollo, debido a la ausencia aún de plagas y enfermedades de importancia, a los requerimientos mínimos en agua y uso de agroquímicos para su producción, aspectos que deben analizarse en campo y validarlos técnicamente.
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