Datos de 182 mil alumnos que rindieron el Simce revelaron que la violencia directa, discriminación y ciberacoso afectan el desempeño, especialmente en lectura y matemáticas.
Especialmente devastador es el caso de los impactos del ciberacoso, duplicando los efectos adversos.
La violencia escolar, en sus formas de violencia directa, discriminación y ciberacoso, afecta negativa y significativamente los indicadores de rendimiento académico.
Así lo revela el primer estudio de este tipo a partir de datos del SIMCE realizado por especialistas del nuevo Observatorio en Ciudadanía, Convivencia y Bienestar Escolar, perteneciente al Núcleo Científico Tecnológico en Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad de La Frontera (UFRO) a partir del análisis de los datos de 182 mil alumnos de segundo medio de todo Chile.
La investigación “Violencia escolar en colegios y su efecto negativo en el desempeño académico” –publicado en la revista International Journal of Injury Control and Safety Promotion y realizado en 2021- arrojó que cuanto mayor es el clima de violencia en las escuelas secundarias, peor es el rendimiento académico, tanto de agresores como agredidos en tres pruebas estandarizadas elegidas (Matemáticas, Lectura e Historia).
Además, alertó sobre el gran daño que genera el cibeacoso, por sobre los otros tipos de violencia, a los estudiantes locales, más que triplicando su efecto en el rendimiento académico de los escolares.
“Los niños que experimentan cualquier tipo de violencia tienen más probabilidades de abandonar la escuela y de ver reducido su aprendizaje, entre otros muchos efectos negativos para su bienestar. Esta investigación es otra prueba que viene a corroborar esto”, destaca la directora del OCCBE, la investigadora Mónica Bravo Sanzana.
Así, por cada punto que aumenta la violencia directa –definida como comportamientos sociales destructivos con otras personas u objetos materiales-, el rendimiento en matemáticas disminuía en seis puntos. Incluso, en el caso de lectura la disminución llegó hasta ocho puntos.
Con relación a la variable ciberacoso, se evaluó la frecuencia en que un alumno ha sufrido algún tipo de abuso o intimidación por vía electrónica a través del uso de las redes sociales a manos de alguno de sus compañeros.
El resultado impresionó por sus efectos. “Cuando el ciberacoso se presentó un par de veces al año, la puntuación de matemáticas cayó aproximadamente cinco puntos. Cuando la frecuencia aumentó a todos los días, la caída llegó a 18 puntos. Es decir, un efecto devastador sobre los estudiantes y su rendimiento académico. Considerando la mayor prevalencia del ciberacoso en los últimos años, se requiere que las políticas de intervención sean una prioridad”, dice la especialista.
“La pandemia ha generado un deterioro en la convivencia escolar, un tema que como universidad pública y regional nos preocupa. Por ello, en la UFRO hemos puesto en marcha el primer Observatorio en Ciudadanía, Convivencia y Bienestar Escolar, con el que esperamos seguir contribuyendo con investigaciones valiosas que aporten a la sociedad y a generar nuevas políticas públicas”, indicó el rector de Universidad de La Frontera, Eduardo Hebel.
De hecho, el estudio mostró también algunas luces sobre cómo atenuar los efectos de la violencia escolar en los jóvenes.
Así, se detectó que una alta percepción de autoeficacia de un estudiante (la creencia en su propia capacidad con respecto a sus estudios en general), combinada con mejores relaciones interpersonales con los profesores y altas expectativas educativas, como terminar la Enseñanza Media y entrar a la universidad, contribuye positivamente al rendimiento en todos los dominios evaluados ante situaciones de violencia escolar.
“Estos últimos resultados relevan el rol de los profesores y profesoras para gestionar ambientes propicios para el aprendizaje en la escuela. De ahí la gran importancia de que temas como convivencia escolar y bienestar formen parte de la formación inicial docente en las universidades y de la formación continua”, señala la Dra. Bravo Sanzana.