Desde los primeros años de vida, una de las actividades que desarrollamos de manera natural es el juego, sin embargo el juego va mucho más allá de la simple entretención, más bien, es la primera herramienta que permite promover el desarrollo del cerebro en niños y niñas debido a que se producen aprendizajes que durarán toda la vida.
El juego es una actividad que se disfruta y activa la curiosidad e interés por explorar y conocer el mundo. La psicóloga del Programa Aprender en Familia de Fundación CAP comenta que: “A través de este se desarrollan las funciones cognitivas (procesos mentales que permiten recibir, procesar y elaborar la información) y las funciones ejecutivas (permiten tomar decisiones, planificar, adaptarse a los cambios del entorno, resolver problemas, etc.) y también se van desarrollando las habilidades socioemocionales que nos permiten conocernos, vincularnos con otras personas, tomar decisiones y autorregularnos, entre otras”.
Generar espacios de juego dentro de la familia es fundamental para fomentar el sentido de pertenencia e identidad de todos los miembros; permite conocerse más, interactuar desde la tranquilidad y diversión, sin exigencias ni presiones haciendo una actividad que produce goce solo por el hecho de realizarla.
El tiempo familiar que se utiliza para jugar y compartir, es un factor protector para la salud mental de los niños y niñas como también de los adultos del hogar, ya que genera experiencias placenteras de unión, se refuerzan los vínculos y la comunicación, en un espacio agradable que contribuye al bienestar de cada persona y de la familia como grupo.
Jugar es una actividad que se debiera promover en todas las etapas de la vida, no solo en la niñez, por ejemplo, se ha observado que durante la adolescencia cobra una gran importancia dado que contribuye a desarrollar un mayor autoconocimiento y fortalecer la autoestima, a su vez permite ensayar y mejorar la forma de relacionarse con otros y otras, ya que en los juegos, generalmente, se debe cooperar, trabajar en equipo, resolver conflictos, seguir normas y respetar a las demás personas que están participando. Al fomentar estas instancias de juego en la adolescencia, también se pueden prevenir o reducir ciertas conductas de riesgo, tales como el consumo temprano de alcohol y otras drogas, trastornos alimenticios o un inicio muy temprano de la vida sexual.
Dentro de otros beneficios del juego, es importante señalar que en el ámbito de la educación es una herramienta útil para fomentar la motivación y el involucramiento de los estudiantes en instancias de formación, debido a que permite desarrollar experiencias de aprendizaje que son positivas y producen bienestar. Es por esto que madres, padres o cuidadores de niños y niñas deben promover instancias de juego, ya sea con juguetes u objetos, facilitando experiencias que favorezcan el movimiento físico y la corporalidad al aire libre, los juegos de mesa, la creatividad mediante cualquier objeto que se pueda manipular, entre tantas otras opciones.
¿Cómo acompañarlos en el juego en cada edad?
De acuerdo a la literatura, hay ciertos tipos de juegos que se asocian a etapas del desarrollo infantil, sin embargo es fundamental que se consideren los gustos e intereses particulares de cada niño y niña.
- Desde los 0 a 1 año los niños y niñas se encuentran en una etapa exploratoria y aún no cuentan juegan con pares, es por eso que se recomiendan juegos con los y las cuidadoras y con juguetes u objetos que se puedan llevar a la boca y que no se rompan fácilmente. ¡Paciencia! Es normal que quieran tocar todo y tener los objetos en sus manos, llevárselos a la boca, dejarlos caer repetidamente, esto es parte del proceso de ir comprendiendo el mundo que les rodea.
- Desde 1 a los 4 años hay que permitirles su autonomía e incentivarlos a explorar, probablemente los juguetes pierdan protagonismo, pero es importante apoyarles a que descubran lo que son capaces de hacer, tal vez repitan, armen y destruyan. ¡Tranquilo(a)! no le restrinjas el querer explorar, como cuidadores lo mejor que podemos hacer es acompañarlos en sus aventuras.
- Entre los 4 y 8 años querrán comenzar a jugar con otros niños y niñas, lo importante en esta etapa son las reglas y normas del juego, por lo tanto aquí debemos prestar atención a los conflictos que puedan surgir y ayudarles a gestionarlos de forma pacífica.
- Desde los 8 años en adelante se recomiendan juegos que promuevan el trabajo en equipo y la colaboración, podrían estar interesados en juegos competitivos, es importante apoyarles en la regulación de las emociones que podrían surgir como la frustración, enojo o rabia para mantener una sana convivencia con otros niños y niñas.
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