Si bien estamos en la media, el nuevo Índice de Actitud Innovadora y Emprendedora realizado por ForoInnovación y Feedback Research, reveló que para reconocernos como personas innovadoras estamos al debe en varias dimensiones como la confianza, las redes, la colaboración y la experimentación.
Con el fin de monitorear la evolución de la predisposición innovadora y emprendedora en el ecosistema de Chile y producir información válida y confiable para orientar el diseño de políticas públicas sobre esta materia, ForoInnovación y Feedback realizaron un nuevo Índice de percepción de actitud innovadora y emprendedora en los chilenos y chilenas. Además, colaboraron más de 60 organizaciones representantes de la academia, mundo público y ligadas al ecosistema de innovación y emprendimiento, con el fin de darle validez al instrumento de medición.
Los principales resultados provienen del análisis de datos de cerca de 7.000 encuestas, donde se preguntó a hombres y mujeres mayores de 18 años, con representación en las 16 regiones de Chile y todos los estratos socioeconómicos. De toda la muestra, se concluyó el mayor hallazgo en esta materia: de una escala de 1 a 100, el índice de actitud innovadora y emprendedora de los chilenos y chilenas es de 63.7.
El estudio da cuenta de 3 dimensiones en las que los chilenos y chilenas miden su actitud de innovación y emprendimiento: cognitivo, es decir cómo se aparente; valóricos, que son aquellas cualidades que permiten innovar y emprender, y las que tienen que ver con el relacionamiento.
Es este último, en el componente relacional, donde se observan las principales y más preocupantes brechas siendo el indicador de “colaboración” el más débil, dando cuenta que existe una falencia generalizada en todos los grupos de la muestra ante los aspectos relacionales, como las generación de redes, construcción de confianza y colaboración.
Según el presidente de ForoInnovación, Guillermo Carey, un aspecto fundamental es la confianza y el fomentar una cultura colaborativa. “Hay mucha desconfianza en las alianzas público-privadas y en nuestra sociedad en general. Chile se ha polarizado mucho últimamente y el clima de desconfianza hace que el emprendimiento sea cada vez más difícil. Mejorar esto es una tarea de todos”.
Y se hace urgente la misión de fomentar la confianza para que el emprendimiento en Chile vaya al alza, junto con la necesidad de focalizar esfuerzos para generar un cambio cultural. Incluso, porque el mismo estudio reveló que son las personas las que innovan, y no las organizaciones.
“El objetivo del índice que hemos creado busca relevar efectivamente cuales son los precursores que generan el espíritu innovador y usar esos insumos para que el Estado incorpore medidas que mejoren la actitud innovadora en las personas. Estamos convencidos que la actitud es el multiplicador. Esta es una tarea enorme, de largo aliento y que debe focalizarse principalmente en la preparación y capacitación del capital humano a través de políticas públicas”, agrega Guillermo Carey.
Entre los indicadores específicos de la muestra de la región de Los Lagos, que corresponde a los resultados de la Macro Zona Sur, el componente más bajo es la colaboración (44 puntos), seguido por las redes de relaciones (51 puntos) y la confianza (55 puntos), lo cual explica por qué el componente relacional cuenta con el menor porcentaje de cumplimiento entre los 3 componentes del indicador total. En ese sentido, aunque las personas cuentan valores tales como la perseverancia (85 puntos), propensión al riesgo (71 puntos) y disposición al cambio (65 puntos), no existiría un entorno que acompaña estos procesos entendido como la colaboración.
El estudio arroja también, que el hecho de tener mayor nivel de estudios eleva 6 puntos el índice de innovación general, lo que hace necesario fomentar una educación temprana en este tema.
Por último, los emprendedores e innovadores, tienen un índice de innovación más alto que las grandes empresas, mostrando amplia diferencia en el indicador de “propensión al riesgo”, vale decir, los emprendedores/innovadores se arriesgan más que las grandes empresas y el sector público.
Los resultados del Índice dan cuenta de que se hace urgente un cambio cultural para que haya más personas innovadoras y emprendedoras. Sobre todo, ampliando el impacto hacia quienes no están ligados al ecosistema de innovación y emprendimiento.
“La innovación asociada a la mejora del capital humano es una de las principales herramientas que tienen las economías para lograr crecimientos estables y responsables. Hoy, el talento innovador hace la diferencia. Debemos aprender a innovar cuando podemos equivocarnos, tomar riesgos cuando el fracaso nos permite aprender”, finaliza el Presidente de ForoInnovación.