CRECIMIENTO Y PRODUCCIÓN DE SEMILLAS DE ÁRBOLES PATAGÓNICOS 

Los árboles presentan diversos mecanismos naturales que aseguran su continuidad, como, por ejemplo, la formación de flores, la dispersión de polen y la formación de semillas, pero se sabe poco sobre los factores que podrían influenciar en procesos ecológicos indispensables para su conservación, restauración y manejo sostenible de los bosques, como las cantidades de semillas que producen cada año los árboles de Nothofagus, de tipo lenga y el coihue por ejemplo.

Para ello, es imprescindible conocer de cerca cómo se comportan los bosques, puesto que son mucho más que un simple número de árboles. Una forma de saber más sobre nuestra naturaleza es estudiarla en el largo plazo, ya que, por ejemplo, en términos climáticos y productivos, hay años “buenos” y años no tan “buenos”, o años donde ocurren explosiones naturales que hemos vivido en la región, como la proliferación repentina de ciertas especies en un año, pero que en otros no pasa nada.  Pero ¿Qué mecanismos generan esto? ¿Será porque el invierno fue lluvioso? El seguimiento en el tiempo y de las estaciones del año, y la cantidad de semillas que se producen en un bosque puede ayudarnos a entender estas preguntas, porque entrega datos concretos para poder decir: “Este fue un verano cortito”.

En el estudio titulado “Efectos combinados de la composición de la copa de los árboles, la ubicación del paisaje y la temporada de crecimiento en la semillazón de bosques de Nothofagus en la Patagonia Austral”  (en inglés “Combined effects of tree canopy composition, landscape location, and growing season on Nothofagus forest seeding in Southern Patagonia”) recientemente publicado en la revista científica Forest Ecology and Management (https://doi.org/10.1016/j.foreco.2022.120708), los ecólogos forestales del Centro de Investigación en Ecosistemas de la Patagonia (CIEP), Dra. Mónica Toro Manríquez y Dr. Alejandro Huertas Herrera, junto a la Dra. Rosina Soler, la Dra. María Vanessa Lencinas y el Dr. Guillermo Martínez Pastur (investigadores del CADIC-CONICET, Argentina) publicaron los resultados sobre sus estudios sobre cómo el tipo de bosque (bosques puros de Nothofagus pumilio o lenga, bosques puros de N. betuloides o coihue de magallanes y bosques mixtos de ambas especies), la localización en el paisaje (costeros y montañosos), la duración de la estación de crecimiento y la variabilidad climática pueden relacionarse con las diferencias en la cantidad de semillas disponibles para cada año.

¿A qué nos referimos con estación de crecimiento?

 La estación de crecimiento es el período del año en el que tanto las condiciones de humedad y temperatura son favorables para el desarrollo de la vegetación. Dicho período está muy relacionado con el comienzo de la primavera en septiembre, hasta principios del otoño en abril. En nuestro estudio, pudimos identificar que la estación de crecimiento varía año a año, hay unas más cortas y otras más largas, o unas empiezan temprano y otras más tarde, y, a través del análisis del Índice de Vegetación de Diferencia Normalizada (NDVI), observamos que existen años que comienzan antes de lo esperado, como por ejemplo en agosto y finaliza tarde, como podría ser en mayo. A su vez, la variabilidad climática puede ayudar a explicar fenómenos de mayor producción de semillas, como pueden ser períodos de mayores temperaturas y precipitaciones durante la estación de crecimiento.

¿A qué conclusión llegamos?

Para comprender la ecología de los bosques no basta con analizar solo gradientes de precipitación o temperatura, ya que existe un comportamiento diferencial para ambas especies creciendo en bosques puros y mixtos en cada año, dependiendo las características de estación de crecimiento. Además, la temporada de crecimiento influye en la producción de semillas y está determinada por la variabilidad climática como la temperatura, precipitación y la localización en el paisaje. Por ejemplo, para Nothofagus pumilio (lenga) la mayor producción de semillas fue favorecida por bajas temperaturas y alta precipitación durante los meses de la estación de crecimiento. En cambio, N. betuloides (coihue de Magallanes) fue favorecido por temperaturas altas durante el invierno y años lluviosos. Para un mismo año, la producción de semillas fue diferente entre costa y montaña. De acuerdo con el índice de NDVI, mientras más alta (mayor vigorosidad de la vegetación), mayor es la producción de semillas para N. pumilio, mientras que cuando la estación de crecimiento finaliza tarde, favorece la producción de semillas en N. betuloides.

¿Cómo podemos aplicar estos resultados?

Las recomendaciones para aplicar estos resultados en el manejo de los bosques para estimular la regeneración natural, debe considerar las características de la estación de crecimiento y su variabilidad climática, como por ejemplo, pronóstico de años lluviosos que puede anunciar alta producción de semillas y favorecer el reclutamiento de nuevas plántulas, tanto en bosques manejados, degradados o con fines de restauración, entre otros.

Bosques de N. pumilio en la Región de Aysén ¿Qué nos dicen las semillas?

Desde el grupo Ecología Forestal de CIEP comenzamos este 2022 con la cuantificación de la producción de semillas en distintos sectores de la Región y así monitorear en el largo plazo. Este año, para los bosques de N. pumilio en la Reserva Nacional Lago Carlota, encontramos en promedio 0,81 millones de semillas por hectárea de las cuales el 19% de estas semillas son viables, es decir, semillas sanas capaces de germinar.

Revisa nuestra sección Sustentabilidad aquí.

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