La Patagonia suele asociarse a ser la reserva de Agua Dulce de Chile y una de las reservas más grandes del mundo. Aún posee cuencas prístinas, los ríos más caudalosos y los campos de hielo continentales más grandes del planeta.
El 22 de marzo se conmemora el Día Mundial del Agua y nos lleva a revisar el contexto que tenemos en Chile y la Región de Aysén en esta materia.
Debido a la importancia de este vital elemento, es que cada vez se ve al agua dulce como un recurso en peligro y de clave para el futuro de la humanidad. Patagonia, a su vez, representa uno de los territorios más importantes en la conservación de este recurso. Por ejemplo, podemos identificar a la Patagonia Chilena como una de las zonas con mayor lluvia (68% del país), presenta los ríos más caudalosos (75% del caudal nacional), algunos de los lagos más grandes del continente y más profundos del mundo (64% de la superficie lacustre de Chile), el 84% de la superficie de lagunas del país y los campos de hielo, norte y sur, abarcan el 98% de superficie de glaciares de Chile continental. Por lo tanto, podemos decir que a mayoría del agua dulce del país está ubicada en la Patagonia chilena.
Es por esta razón que una de las temáticas originarias de estudio del Centro de Investigación en Ecosistemas de la Patagonia (CIEP) está relacionada con el agua dulce, donde actualmente se ha conformado el grupo dulceacuícola y de la criósfera (agua dulce en estado sólido). Es un grupo multidisciplinario conformado por investigadores residentes, asociados y laboratoristas. Estas 8 personas buscan responder preguntas acerca del ciclo del agua en Patagonia, monitoreos de largo plazo, calidad del agua, biodiversidad, modelación de los flujos de agua y los aspectos sociales asociados a este importante recurso.
Conocimiento en Agua Dulce de la Región de Aysén
Actualmente, las y los científicos que trabajan en temas relacionados al agua dulce se encuentran en variados proyectos de investigación (alrededor de 15), en la mayoría con financiamiento desde el nivel central (ANID) o internacional. Pero también, con muy buenas iniciativas financiadas regionalmente como el “Monitoreo de Detalle Intensivo de los Glaciares Exploradores y Calluqueo 2022-2023”, financiado por la Dirección General de Aguas (DGA) junto al financiamiento basal del Gobierno Regional de Aysén. Las investigaciones recientes y actuales del CIEP han definido, por ejemplo, una superficie de 66.000 km² como cuencas de bosques intactos en Patagonia, dónde no se observan corte de bosques, incendios ni caminos. También, han cuantificado las descargas a los mares interiores, canales y fiordos, estableciendo a Patagonia chilena con un aporte del 2% del agua dulce mundial que se traslada al océano y que es esencial para la productividad de estos ecosistemas marinos, debido a los nutrientes que lleva desde el continente. Se está estudiando la hidrología, o sea el comportamiento del caudal que llevan algunos ríos, y asociándolos con características de los usos del suelo de las cuencas, por ejemplo, porcentaje de bosques y zonas sin vegetación. Estamos cuantificando los servicios ecosistémicos asociados al agua dulce para tener mejores aproximaciones del valor e importancia de este recurso. Identificamos, la biodiversidad de algunos ríos y esteros, ya sea pequeños insectos, peces, musgos, líquenes, algas, etc. De igual manera, se han analizado balances de agua en la provincia de Coyhaique para determinar qué sectores son los que tienen más riesgo de sequía, no sólo por la oferta de agua sino también por el consumo actual y futuro.
Uno de los aspectos más importantes que desarrolla este grupo es el monitoreo, el cual tiene diferentes propósitos, como establecimiento de líneas bases o estado actual, entender los procesos ecológicos que suceden en ambientes dulceacuícolas, o sea en arroyos, ríos y lagos, identificar disturbios o contaminación de agua. Un monitoreo de largo plazo y único en esta región, es el que se realiza en lagos y lagunas en un convenio con la DGA y donde se han observado lagos con una transparencia única a nivel mundial. Dentro de estos destacan el de cabeceras de ríos o arroyos de montaña, con 12 unidades en un monitoreo intensivo que empezó el 2016, dónde se muestrea el caudal, nutrientes, atributos de la cuenca, como bosque, suelo, biodiversidad, funciones ecosistémicas como la descomposición de hojarasca, entre otros. También, 5 cuencas de los principales ríos del norte de la Patagonia: río Puelo, río Yelcho, río Palena, río Cisnes y río Aysén, cuyo objetivo es la determinación de normas secundarias de calidad de agua, y dónde el trabajo con las comunidades está siendo muy fructífero. Siguiendo con el trabajo en comunidades, el grupo ha levantado una línea de monitoreo y transferencia específica con proyectos de Agua Potable Rural (APR), primero con algunas comunidades de la cuenca del Baker, como Murta, Pto. Río Tranquilo y Cochrane, y ahora, se profundizará el trabajo con 7 Comités APR de la Región de Aysén, junto con un diagnóstico socio-ecológico y propuesta de plan de manejo integrado de cada cuenca proveedora de agua.
Los glaciares han modelado el paisaje de la Patagonia desde hace miles de años. Hace 35 mil años un gran campo de hielo cubría la mayoría de la Región de Aysén incluyendo glaciares que excavaban los fiordos hacia el oeste, y el Lago Chelenko/General Carrera hacia su extremo oriental. Hoy debido al cambio climático acelerado por causa de las actividades humanas, las tasas de retroceso glaciar se han acelerado. Esto conlleva no solo a una pérdida de un recurso de agua dulce en estado sólido, sino que también a inestabilidades en la geografía y un aumento en la dinámica de los valles como remociones en masa, vaciamientos repentinos de lagos glaciares (GLOFs) y variaciones en las tasas de producción de sedimentos. Todos estos cambios repercuten en los ecosistemas y afectan la vida e infraestructura humana. A modo de recapitulación, los estudios en agua dulce que se realizan en CIEP tienen como objetivo central comprender las dinámicas durante el retroceso glaciar e identificar retroalimentaciones que influyen en el retroceso. Además, estudiar las variaciones en el régimen de precipitación, tanto liquida como sólida, y su afectación a los sistemas hídricos. Los resultados permiten comprender los cambios en el paisaje presente y sus proyecciones a futuro aportando con una base para la toma de decisiones y mitigación de los efectos del cambio climático. Algunas iniciativas específicas en este ámbito son el estudio de las dinámicas del retroceso de glaciares y la formación de lagos en su frente durante los últimos 100 años, la elaboración de un sistema de alerta de peligro de vaciamiento de lagunas glaciares, el estudio comparativo de distintos lagos glaciares y el monitoreo del gradiente altitudinal de la precipitación sólida y líquida en una cuenca de referencia.
Información para el futuro
A pesar del gran número de iniciativas que se están desarrollando y de los productos que se han originado, existen serias deficiencias en la caracterización básica de los ecosistemas dulceacuícolas patagónicos respecto a su hidrología y funciones ecosistémicas. En cuanto a su biodiversidad, existen solo registros puntuales y subestimaciones de rangos distribucionales. Los vacíos del conocimiento corresponden a una escasez de investigadores arraigados en esta zona patagónica. Por ejemplo, para una región análoga el libro “Freshwaters of New Zealand” cuenta con la contribución de 64 especialistas, muchos reconocidos a nivel mundial. En la Patagonia chilena un territorio tres veces más grande que Nueva Zelanda, hay menos de 10 investigadores que trabajan en sistemas dulceacuícolas. La importancia del agua, debido a que es el soporte de toda la vida en el planeta y a los cambios globales que observamos y escuchamos a diario, como, por ejemplo, “antes nevaba de verdad” o “se están secando arroyos que nunca se habían secado”, nos indica la necesidad de preocuparnos y ocuparnos de este preciado recurso antes que las medidas de control sean o muy caras o inservibles.