HÉROES DEL RECICLAJE

Esta es la experiencia y el aprendizaje de tres empresas que están buscando el triple impacto de su quehacer en lo ambiental, lo económico y lo social. En estos meses lograron adaptarse a los efectos de la pandemia y, en algunos casos, se reinventaron para seguir adelante. Son las historias de Bioxiplas, Greenspot y Kyklos. Por: Hortencia Fritz A.

BIOXIPLAS: LA EMPRESA QUE COMBINA INNOVACIÓN Y RECICLAJE CON ÉXITO

El sueño de seguir creciendo como empresa tanto en el mercado nacional como internacional, en base a investigación y desarrollo es el motor que impulsa a Bioxiplas y Nanoxplas.

Cuando se combina la innovación y reciclaje los resultados pueden llegar a traspasar nuestras fronteras. Bien lo saben en Bioxiplas, una fábrica de productos de protección personal de plástico desechables y biodegradables, en base a polietileno virgen o reciclado, para el uso de operarios y personal de la industria agroalimentaria, salud y comercio. La empresa integrada por 19 personas también fabrica bolsas de plástico para la contención de alimentos y para basura, biodegradables. Además, comercializar productos en base a plástico biodegradable hidrosoluble.

Contrario a lo que ha ocurrido con muchas empresas, lejos de afectarles la situación de la pandemia, las ventas y la producción aumentó considerablemente. «Antes de la crisis sanitaria nuestro mercado era la industria alimentaria, principalmente, la acuícola y ganadera y, en menor medida, la agrícola. Pero la crisis de los insumos médicos, a causa de la situación de la pandemia nos permitió crecer hacia el sector salud, ya que las características antibacterianas y antivirales de nuestros productos, cumplían con creces lo requerido por el personal sanitario que tenía el contacto directo con los pacientes», explica María Loreto Mendoza, CEO Bioxiplas y Nanoxplas. Además, según les informaron los encargados de adquisiciones de consultorios, hospitales, centros médicos, laboratorios, etc., sus precios eran considerablemente más convenientes.

Y han ido más allá porque pese a estar al ciento por ciento de su capacidad de producción, la empresa logró donar la producción de 100.000 delantales desechables biodegradables al sector salud de la región de Los Ríos, en plena pandemia durante el 2020, gracias a que un empresario de la zona donó la materia prima.

Innovación y desarrollo

En materia de I+D, uno de los hitos fue incluir en su catálogo, una nueva línea de productos AntiCovid, en base a una aleación de polietileno virgen con partículas de plata, que inactivan el 99,85% del virus SARS-CoV-2 en solo 3 minutos, según estudios científicos certificados por el Instituto de Ciencias Biológicas de la Universidad de Sao Paulo, Brasil.

«Las principales dificultades que se nos presentaron durante la pandemia fue la falta de infraestructura, de capacidad productiva y de entrega directa. Logramos solucionarlo con proyectos, inversión propia y créditos bancarios. La construcción de un galpón de 120 m2 adherido al recinto principal, la adquisición de una nueva máquina extrusora de soplado, que aumentó en un 150% nuestra capacidad de producción y la renovación de nuestro furgón para entregas que dobló la capacidad de carga», comenta la ejecutiva.

La receta para el éxito

Entre los principales ingredientes de este éxito, la profesional destaca el «tener la capacidad de asociarnos con laboratorios de investigación en Europa y Brasil para mejorar nuestros productos con el objetivo de disminuir cada vez más el impacto de estos en el medio ambiente y ampliar nuestra oferta». También la ejecutiva valora la capacidad de crecer como empresa, en tamaño, producción, capacidad de despachos y en el uso de energía solar en la etapa de producción, todo redundado en la oferta de un mayor número de puestos de trabajo en la zona.

El otro hito relevante en esta trayectoria ha sido el paso a la internacionalización con ventas en Colombia y Estados Unidos.

«Todo lo anterior nos permitió, entre otros reconocimientos, ser considerada por El Mercurio y Mujeres Empresarias, una de las 100 mujeres líderes en Chile el año 2015.

Así también en el año 2020, obtener el primer lugar, entre más de 56.000 participantes, del 4° Concurso Nacional Desafío Emprendedor, organizado por el Banco Chile y Desafío Levantemos Chile», comenta María Loreto Mendoza.

A su juicio, el problema de la contaminación por plástico en el mundo tiene que ver con su disposición luego de su uso. «Este problema nos llevó hace 8 años a crear Bioxiplas para la fabricación de productos en base a plástico biodegradable. Pero, además la primera ampliación de infraestructura y adquisición de una nueva máquina fue precisamente para reciclar el plástico sobrante o en desuso». Esto reafirma su compromiso con el cuidado del medio ambiente y la filosofía de la empresa.

GREENSPOT: LA EMPRESA QUE RECUPERA PLÁSTICOS Y LOS VALORIZA CON INNOVACIÓN

Cerca de 70 toneladas de distintos tipos de plásticos, cada mes se transforman en materias primas de alta calidad y recientemente, también en productos finales. Una empresa de economía circular de triple impacto que sueña con seguir creciendo.

Generar soluciones de economía circular de triple impacto local en base al procesamiento de plásticos industriales descartados de diferentes industrias del sur de Chile, principalmente de la acuicultura. Ese es el desafío de Greenspot, una empresa B que entrega un valioso aporte.

“Recuperamos todo tipo de plásticos y los transformamos en nuevos productos que reinsertamos al sistema, como materia prima de alta calidad y recientemente también con productos finales. De esta manera, transformamos cerca de 70 toneladas de plástico mensualmente”.

Para lograrlo cuentan con un equipo integrado por 11 personas, quienes trabajan comprometidos con hacer realidad la Economía Circular de la forma más sustentable posible, ahorrando Co2 y colaborando.

En pandemia

Pese a las dificultades, la empresa pertenece a un rubro esencial y por ello han podido seguir con la operación al ciento por ciento. También han logrado desarrollar par de productos finales interesantes buscando generar respuestas y soluciones concretas a la emergencia. “Es así como creamos un pediluvio (Bandeja sanitizadora) 100% de material reciclado, que se utilizó bastante durante la primera etapa de la pandemia. Luego en el segundo semestre, lanzamos una compostera 100% reciclada y 100% fabricación regional”, comenta Benjamín González, emprendedor y Socio Fundador de GreenSpot.

A su juicio el 2020 pese a todo fue un buen año, y lograron procesar 600 toneladas de residuos.

“La mayor dificultad ha sido superar el efecto precio que han tenido los productos en base a reciclados. Para ello hemos desarrollado alternativas con mayor valor agregado y también hemos colaborado y articulado mayor cantidad de alternativas. Afortunadamente, la crisis sanitaria ha sido tierra fértil para crear cosas nuevas junto a otros actores en pos de una Patagonia más limpia, lo que nos tiene expectantes”, explica el emprendedor.

Balance positivo

La empresa comenzó hace cuatro años. Entre sus principales logros, el profesional destaca el haber reciclado o valorizado más de 2.2 millones de kilos de distintos plásticos. También el sumar Plumavit; asociarse con marcas internacionales en procesos productivos para la fabricación de productos más sustentables en base a su material con presencia mundial (Patagonia – Bureo) y de alguna manera, haber abierto un nicho para que una pyme regional pueda estar enfocada 100% en valorización de residuos.

“Junto con ello, lo más importante para nosotros ha sido poder demostrar que una PYME regional es capaz de sumarse activamente a la vanguardia de la Economía Circular a nivel mundial, demostrando que es posible y factible descentralizar la innovación en Chile”, plantea con claridad.

Desde su perspectiva, ahí está la clave, “las regiones no pueden ser recolectores de residuos para mandarlos a Santiago o a otras partes del mundo para ser procesados, sino que tenemos que ser capaces de agregarle valor a los residuos y dejar el valor de los mismos residuos en las mismas regiones. Así, estamos solucionando un problema que tiene la región y estamos captando los resultados, el desarrollo y la innovación como externalidad positiva de todo el proceso productivo”, concluye.

KYKLOS: LA EMPRESA B DE CULTURA AMBIENTAL QUE LOGRÓ REINVENTARSE EN PANDEMIA

Están trabajando para impactar positivamente en la cultura ambiental de diversas organizaciones. Han logrado conformar un equipo comprometido y profesional que realiza proyectos complejos, son capaces de romper paradigmas y pueden agregar valor a todos sus públicos aprovechando las tecnologías digitales. Así lograron superar el complejo momento de las cuarentenas y la distancia física a causa de la pandemia.

Kyklos es una empresa que busca movilizar junto a las personas una vida en armonía con el entorno. “Trabajamos con múltiples comunidades, públicas y privadas, presenciales y digitales, para resolver el problema de la generación de basura”, Javier Peró, gerente general de Kyklos, empresa B de cultura ambiental.

Esta empresa multidisciplinaria está conformada por 60 profesionales. Entre sus áreas figuran: educación y cultura, comunicaciones y gestión de comunidades digitales, ingeniería de infraestructura, logística de reciclaje, segregación y valorización de residuos a través de personas con discapacidades cognitivas, desarrollo de proyectos relacionados a comunidades territoriales, consultoría en temas relacionados y otros. “Estamos en toda la cadena, de origen a fin, en todo lo relacionado a la vida de un residuo. Articulamos proyectos y trabajamos con empresas, organizaciones, municipios, personas, procesos e infraestructura”, explica el profesional.

Fuerza de adaptación

Como a todas las organizaciones y empresas, la pandemia los puso a prueba. “El 2020 fue un año fuerte. Hasta el 2019 cerca del 50% de lo que hacíamos era ofrecer servicios para colegios en un formato presencial. Con la suspensión de las clases se cayó toda esa operación. Estábamos trabajando con más de 100 establecimientos de forma directa y con cerca de mil a través del Interescolar Ambiental, una plataforma abierta, de contenido y actividades, patrocinada por el Mineduc”, relata Javier. Para resolverlo, tuvieron que diversificarse y ser muy creativos con sus otros servicios.

“Fue un año en el que nos involucramos fuertemente con el área digital a través de la campaña Chile Sin Basura 2040, que busca unificar a los chilenos y chilenas a partir un objetivo en común, que es reducir, reutilizar y reciclar el 100% de los residuos al año 2040”, explica el ejecutivo. Esto gracias al impulso de Kyklos y de empresas como Entel, CCU, CMPC y Banco de Chile. “Es una comunidad digital grande y ha funcionado muy bien desde entonces. Nosotros siempre hemos sido de bajo perfil y lo seguimos siendo, pero este desafío hizo que Kyklos se visibilizara por primera vez”, agrega.

Salir del momento complejo sin dejar de lado a ninguno de sus integrantes no fue simple. En ello, la colaboración y la filosofía de la empresa fue clave para adaptarse y seguir adelante.

“Kyklos es como una familia, es decir, gran parte de nuestros colaboradores están desde el principio. No era posible reducir nuestra empresa de un día para otro, por lo tanto, teníamos dos opciones, o dejar ir parte del equipo o ‘apretarnos el cinturón’, y optamos por la segunda. Todos participamos de la misma forma en la reducción de sueldos y en las suspensiones. Eso ayudó a construir un equipo mucho más afiatado”.

Además, el apoyo de sus clientes fue otro factor que ayudó en la solución. “La mayoría de nuestros clientes estratégicos nos dijeron que iríamos viendo en el camino cómo adaptar los proyectos, pero que continuaríamos, lo que fue muy importante para nosotros. Entonces, nos focalizamos en la reducción de la generación de residuos y apostamos por un cambio cultural”, puntualiza.

El paso al formato digital

Así se abrió la posibilidad de desarrollar una cultura ambiental en formato digital. Se reinventaron rápidamente en pocos meses y ahora, mirando hacia atrás, ven cómo fueron capaces de montar plataformas digitales y gestionar redes sociales. “Hubo semanas que transmitimos tres a cuatro talleres a través de lives de Instagram. Tuvimos que migrar la intervención que apuntaba a los estudiantes y enfocarnos en la familia. Hubo que cambiar el giro del relato y pensar en actividades que pudieran hacer los papás con los niños en sus casas. Realizamos un cambio de mirada y pudimos traspasar las capacidades. La misma persona que antes tenía que ir a siete colegios todas las semanas, hoy es capaz de abarcar 50 colegios en una semana”, plantea el profesional.

Asimismo, los temas fueron migrando más allá del reciclaje hasta abordar conversaciones sobre clima escolar desde una mirada ambiental, sobre la colaboración entre los estudiantes, la motivación de los niños y niñas por ir al colegio, y sobre cómo se conectan y participan con su comunidad exterior. Y lo mismo más allá de la dimensión educación, como con la ciudadanía en general. Este año, por ejemplo, creció el trabajo con los municipios, con los cuales están viendo cómo resolver el problema de residuos, haciéndoles ver que el reciclaje y el compostaje no son temas anexos a la basura, sino que es todo parte del mismo problema estructural. “Queremos instalar capacidades en las mismas comunas para poder valorizar ahí mismo y así ahorrarnos costos de logística y disminuir la huella de carbono. Hoy día trabajamos con Collipulli en la Araucanía; Laja, Nacimiento, Mulchén y Los Ángeles, en el Biobío; Vichuquén y Río Claro en el Maule, y la comuna de Petorca y Cabildo en Valparaíso. También estuvimos trabajando con la comuna de Antofagasta”, comenta Peró.

La metodología ágil que caracteriza a Kyklos, el desarrollo de alianzas, y el espíritu de trabajo en equipo han sido fundamentales para que la empresa lograra adaptarse y reinventarse en tiempos de incertidumbre. Esto demuestra el valor de que las empresas sean flexibles para ser sostenibles en el tiempo.

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