El director ejecutivo de Morcas, empresa recicladora de la región de la Araucanía, explica cómo funciona la gestión de residuos fuera de la capital, cuáles han sido los principales desafíos y mitos que han debido derribar, y cómo se preparan para adaptarse a la Ley REP.
Morcas es una empresa de gestión y valorización de residuos plásticos, vidrios y latas, que trabaja en conjunto con municipalidades, empresas y comunidades, con el objetivo de minimizar la generación de basura. La pyme, ubicada en Lautaro, Novena Región, fue creada en 2013, iniciando con su planta en el parque industrial de la misma comuna. Luego, en 2017, realizó una inversión de 60 millones de pesos para la instalación de sus primeras 120 campanas de reciclaje en Temuco. Este año, Morcas logró reciclar 290.000 toneladas de plástico PET y 1.800 de vidrio hasta octubre, superando el total del 2020.
Para conocer en profundidad el trabajo que ha realizado la compañía a nivel regional y las barreras que ha debido romper, José Manuel Moreno, director ejecutivo de Morcas relata la historia, trayectoria y principales desafíos de la empresa valorizadora de residuos.
¿Cuáles son los inicios de Morcas?
Morcas parte con mi hermano Roberto el año 2013, él recién había vendido una empresa y con ese capital construyó una bodega en Lautaro. No tenía muy claro lo que iba a hacer, comenzó a buscar ideas de negocios y un día, descansando de su búsqueda, se tomó una cerveza y pensó: “Esto es vidrio y se recicla, pero ¿quién lo recicla acá? Nadie”. Roberto comenzó a buscar apoyo en otras compañías y en ese proceso se dio cuenta de que el plástico PET tiene un buen precio de salida para empezar a recuperarlo acá. A partir de eso comenzó a recuperarlo, para luego disponerlo en Santiago, en Recipet, durante el 2013 y 2014.
¿Cuáles fueron sus primeros pasos?
Primero, armar la línea de recuperación. Roberto tuvo que hacer los primeros convenios con la municipalidad de Temuco y la municipalidad de Angol, esta instaló los primeros contenedores que fueron aproximadamente 36. Lo primero fue tratar de validar el modelo, ver si la gente de verdad echaba la botella dentro del contenedor. Al principio fue difícil, porque la gente depositaba 50% de basura y solo el otro 50 % eran botellas, eso fue una barrera bien difícil de romper. Hoy solo nos llega un 12% de basura.
¿Cómo realizan la gestión de residuos?
El primer modelo que tenemos es la recolección directa desde los puntos verdes, de plástico o de vidrio, dentro de Temuco, Padre las Casas y otras comunas cerca de nuestra planta en Lautaro. Ahora estamos más enfocados en el modelo de punto limpio. La Seremi de Medio Ambiente gestionó 11 puntos limpios para 11 comunas de la región, entonces, estamos migrando a ese modelo para retirar los residuos.
Además, ampliamos nuestro modelo, no solamente con el plástico PET, sino que con el plástico 2, 4 y 5, y llevando también el modelo hacia otros residuos, que pueden ser el cartón para bebidas, Tetra Pak, latas de aluminio o latas de otros metales como las de atún. Queremos ofrecer una oferta completa de gestión integral para todos los reciclables inorgánicos.
Otro modelo que trabajamos, es relacionarnos directamente con los recicladores de base. Les compramos sus residuos y vamos haciendo una cadena virtuosa en conjunto con ellos.
¿Cuál es el aporte que realiza Morcas en las localidades donde se encuentra ubicado?
El año pasado reciclamos 1.800 toneladas de vidrio y este año, en octubre, igualamos las toneladas del año pasado. En cuanto a plástico PET, el año pasado reciclamos 222 toneladas y este año vamos en las 290 toneladas. También hay que tomar en cuenta que las primeras 120 campanas que instalamos en Temuco, fueron gestionadas por nosotros, no hubo un apoyo de las autoridades de acá para fomentar su instalación. En ese sentido, nuestro aporte no es solo sacar el material de la calle y llevarlo a los valorizadores, sino que también gestar estas oportunidades de desarrollo.
El año pasado tuvimos una conversación con Tetra Pak, ya que vamos a instalar una planta de valorización de Tetra Pak local. Nuestro aporte va tanto en la gestión de recursos, para traer valorización y recuperación a la región, como también en las toneladas que sacamos de una zona que está saturada en sus vertederos. Hay que pensar que Temuco y casi todas las comunas de la región, mandan su basura a Los Ángeles, lo cual es un tema muy delicado y con un costo tremendo. Si en Santiago sale 30 pesos por kilo mandar la basura a un vertedero, acá en la región son 72 pesos por kilo, ahí también nosotros jugamos un rol importante en no seguir fomentando este modelo de vertederos y empezar a hacer de la valorización de residuos local una realidad.
¿Cómo ha sido el trabajo en conjunto con las municipalidades?
La municipalidad es la dueña del territorio, y la responsabilidad de los residuos es de la ella por ley, entonces tenemos que trabajar juntos, sobre todo por la parte educacional de la población. Dentro de esta cadena virtuosa, por ejemplo, con la municipalidad de Temuco, tuvimos una buena llegada, porque si bien nosotros pusimos 120 campanas en conjunto con Cristalerías de Chile, la municipalidad compró el año pasado otro tipo de contenedores para recuperar vidrio y nos entregó la administración. El ir demostrando que las cosas se pueden hacer, va derribando mitos y le da la confianza a las municipalidades para invertir. Nosotros somos parte importante de la cadena, no se puede instalar infraestructura sin el eslabón que recolecta, pretrata y dispone en valorizadores, no existe.
¿Cuál ha sido el mayor obstáculo que han enfrentado?
El financiamiento, la gestión de la caja es complicada, porque tenemos un modelo muy riesgoso. Hoy en día nos encontramos con que nuestro modelo, que es básicamente la venta de residuos, a veces pasa por altos y bajos, y obviamente no es sostenible para seguir, por eso todos nuestros esfuerzos han sido trabajar para ser un actor relevante hacia la Ley REP.
¿Cuáles son sus próximos pasos?
Los dos principales focos para el próximo año son la implementación de la planta de recuperación de Tetra Pac y aumentar la línea de recuperación de vidrios. Esperamos llegar hasta Puerto Montt, porque sabemos que la Isla de Chiloé y en Puerto Montt hay un gran problema con los residuos. Nuestra intención es poder traer vidrio desde allá hacia Temuco a nuestro centro de acopio, que tiene una capacidad de mil toneladas mensuales. Hoy solo estamos ocupando 200 toneladas mensuales.
¿Cómo ven los cambios que han ido surgiendo dentro de la industria?
Cuando comenzamos con el tema de vidrio, nos dijeron que solo se podía recuperar dentro de la cuarta y la séptima región. Nosotros dijimos que si se podía en la novena, pero había que contar con un volumen mínimo, ese volumen ya lo superamos y seguimos creciendo.
Tal como ha habido cambios en la industria, también ha habido ciertos incentivos y en eso las municipalidades locales han jugado un rol importante. Por ejemplo, los municipios, como los de Pucón, Villarrica, Lonquimay y de zonas más extremas, han comprado sus propios contenedores, los cuales Morcas se encarga de retirar. Ya el financiamiento no sale necesariamente desde un privado, sino que las municipalidades y los otros actores también toman un rol más relevante.
¿Qué importancia puede tener para otras zonas del país, el trabajo que realiza Morcas en sectores alejados de Santiago?
Lo que nosotros buscamos es trabajar con estas municipalidades que, quizás son más chicas y que, por ejemplo, no son capaces de generar 40 toneladas de algún tipo de residuo para poder mandarlo a Santiago todos los meses, buscamos soluciones de valorización.
Ahora estamos desarrollando algunos proyectos con universidades locales, para trabajar con otros tipos de valorización de nuevos residuos. No puedo adelantar mucho, pero la idea es generar una transferencia tecnológica desde la universidad hacia nosotros, para justamente hacer una valorización local y no tener que llevar los materiales a Santiago.
En su momento también tuvimos problemas con esto, pero ahora, con todas esas barreras que se han ido derribando, se pueden conseguir valorizaciones locales o financiamiento para conseguir valorización local, dándole oportunidades a comunas que están más alejadas de Santiago.
¿Cuál es la importancia formar parte de la Asociación Nacional de la Industria del Reciclaje (ANIR)?
Para una empresa de región es muy importante, porque por lo general estamos desconectados y todo lo que vemos sobre la industria del reciclaje, es a través del diario. Además, si surgía algún problema, ya sea tributario o gremial, no teníamos como defendernos o no sabíamos como exponer el tema para que alguien nos ayudara. Lo valioso de estar en ANIR, es que hay actores tanto grandes como chicos y todos pueden participar, eso hace que la industria se consolide más.
Se nos ha abierto mucho «la cancha» por estar en ANIR. Hay comisiones para todo, estamos actualizados y conectados, lo cual es lo más importante para nosotros.
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