Por Mario Velázquez, Country President para Chile de Schneider Electric.
Hasta el año 2019 el mundo venía hablando fuertemente de la sustentabilidad y los desafíos que enfrentaba el planeta con el Cambio Climático. La campaña Fridays for Future, promovida por Greta Thunberg desde Suecia, fue hasta el momento, el punto más alto de esta lucha por promover medidas sustentables, que redujeran las huellas de carbono y pudieran de cierta manera “salvar” al planeta. Estas disputas la llevaron a enfrentarse directamente con el entonces Presidente de EE.UU., Donald Trump. Sin embargo, mientras el mundo estaba tratando de adaptarse a estas prácticas, llegó la pandemia con el Coronavirus y todo pareció quedar en stand-by por razones lógicas.
Ahora bien, la pregunta es, ¿Cómo retomamos y seguimos con esta lucha contra el Cambio Climático? Mientras esta enfermedad nos impone restricciones como el distanciamiento social, trabajo remoto y mayor uso de electricidad en los hogares entre otros, una creciente cantidad de desechos como mascarillas desechables, insumos médicos y productos cotidianos que utilizamos para cuidarnos de la enfermedad generan una huella de carbono que hasta la llegada de la pandemia no eran tan representativos.
La respuesta puede encontrarse en soluciones que las empresas implementaron para seguir operando con normalidad: el trabajo remoto. Entendimos que no es completamente necesario asistir todos los días a la oficina a trabajar si se puede hacer lo mismo desde el hogar. Nos adaptamos para monitorear todo a distancia, reduciendo nuestros movimientos y huella de carbono. Dejamos la presencialidad sólo para ciertas labores esenciales, como construcción, alimentación y una serie de actividades que son vitales para la subsistencia. Entendimos que muchos viajes de negocios son innecesarios, y se pueden reemplazar por videoconferencias de muy alta calidad, ayudando de esta manera a realizar menos viajes en avión, altamente contaminantes para la atmósfera. Airbus, actor relevante en el mercado aéreo, tomó nota y anunció en 2020 sus planes de fabricar su primer avión cero emisiones para 2035, basado en combustible de hidrógeno.
En el mismo año, muchas empresas adoptaron para siempre la modalidad flexible de trabajo, que implica alternar lo digital con lo presencial, reduciendo de esta manera los traslados en vehículos y transportes que aumentan nuestra huella de carbono. Otras empresas están impulsando fuertemente el ahorro y la sustentabilidad mediante sistemas de gestión de energía inteligentes, que permiten, no solo un menor gasto en energía, sino también una contribución al planeta.
En Schneider Electric hemos visto con orgullo cómo muchas empresas de distintos rubros están entendiendo eso y adaptándolo. Por ejemplo, en la industria minera, están potenciando los centros de mando remotos, que permiten operar las funciones de una mina desde oficinas corporativas ubicadas en la ciudad, evitando el traslado innecesario de operadores y aumentando así la seguridad de sus colaboradores. En el ámbito de la salud, las clínicas pueden monitorear de manera permanente la temperatura y presión de las salas UCI, minimizando el riesgo de contagios y reduciendo también el gasto energético, optimizando de mejor manera los recursos disponibles.
Aún nos resta saber cuán grande será el impacto de la pandemia en relación a los desechos como las mascarillas, insumos médicos y productos que quedaron en stand by para ser reciclados. Es muy probable que aparezcan nuevas y novedosas formas de reciclaje en relación a estas, incluso automatizadas.
La sustentabilidad es el presente y futuro de la industria, en la que las operaciones remotas jugarán un rol esencial en las empresas. Manejar mejor los recursos técnicos y humanos, así como la energía que utilizamos día a día será vital y brindará muchos beneficios a todas las compañías que la adoptan. En Schneider Electric estamos comprometidos hace mucho tiempo con esta materia y hemos tenido la posibilidad de realizar adaptaciones locales. A modo de ejemplo, nuestra planta en Santiago utiliza energía 100% renovable, en base a un convenio con Enel, y está diseñada siguiendo los estándares más altos de sostenibilidad en un país que tiene una estrategia optimista en este ámbito.
Chile ha avanzado muchísimo en aspectos relacionados a energías renovables y ya ha alcanzado sus metas de reducción de huella de carbono que tenía prevista para 2030. Hoy, incluso, la aspiración es ir más allá.
Esto es fundamental a la hora de mirar hacia el futuro. La sustentabilidad es actualmente un plus desde la óptica de responsabilidad social, para la economía a mediano plazo, y será un must en el futuro. Dicho esto, es importante adaptar los planes de acción a estas prácticas, para no quedarse en el camino.
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