El estudio se desarrollará hasta el 2025 y espera discriminar entre aquellos periodos de sequía histórica considerados “normales” o “razonables” y luego buscar cuándo debido al cambio climático dichos patrones de sequía se escapan de algo considerado habitual o esperable. Dilucidar los tiempos reales de emergencia permitirá a futuro una mejor gestión y toma de decisiones en cuanto a la adaptación climática.
A partir de este año y hasta el 2025, el proyecto FONDECYT “Evaluación del desempeño de métodos de escalamiento y su aplicación en la detección del tiempo local de emergencia” buscará entender mejor ciertas metodologías existentes para detectar cuándo el cambio climático presentará cambios significativos que afecten a bosques en una primera etapa, y luego a recursos hídricos.
Hasta hace poco se creía que los procesos hidrológicos eran fenómenos estacionarios, en los cuales el valor esperado de precipitaciones y caudales no variaba en el tiempo. Esto quiere decir que en la hidrología clásica se espera que un caudal extremo no cambie en el tiempo o que el promedio de precipitaciones de una zona sea constante. Sin embargo, la realidad ha mostrado que la hidrología es cambiante y sin duda uno de los fenómenos que explican esto es el cambio climático. En este contexto se requiere repensar las herramientas que se utilizan para realizar diferentes análisis hidrológicos.
Cristián Chadwick, director académico del Diplomado de Hidrología e Impactos del Cambio Climático de la Facultad de Ingeniería y Ciencias de la Universidad Adolfo Ibáñez y líder del proyecto FONDECYT, señala que: «estimar el tiempo de emergencia está asociado a responder cuándo habrá cambios significativos a nivel local en el clima, debido al cambio climático, orientándonos en nuestras acciones para una mejor adaptación al cambio climático. Para ello, esperamos extender el concepto de tiempo de emergencia, desde una definición puramente climática estadística, hacia comprender cuándo ocurrirán cambios cuyos impactos sean importantes para la sociedad y el medio ambiente. En otras palabras, se quiere pasar desde una significancia estadística, a entender cuándo hay que definitivamente adaptarse al cambio climático».
El estudio permitirá comprender mejor la sequía y los impactos que ésta tendrá. «Lo que interesa es identificar o discriminar cuándo habría que decir que una sequía como la que estamos viviendo deja de ser sequía y pasa a ser cambio climático. Para ello se están desarrollando nuevas metodologías para extender los conceptos como el tiempo de emergencia hacia índices que sean útiles para la toma de decisiones», añade el académico.
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Para identificar el umbral de tiempo de emergencia, el criterio propuesto se basa en el índice estandarizado de precipitación y evapotranspiración (SPEI de su sigla en inglés). El SPEI es un índice que sirve para estudiar y entender las sequías, considerando tanto las precipitaciones, como la evapotranspiración potencial. El estudio usará el índice SPEI para estimar qué condiciones de sequía histórica son consideradas “normales” o “razonables” y luego buscar cuándo debido al cambio climático dichos patrones de sequía se escapan de algo considerado habitual o esperable.
En cuanto al territorio de análisis, Chadwick se interesa en todo aquello que se vea afectado por variaciones en el régimen hidroclimático debido al cambio climático. «En particular nos interesa aplicar este criterio a bosques y entender cuándo uno esperaría que el clima para un determinado bosque haya cambiado. Creemos que esto se puede extender a otras áreas, motivo por el cual, queremos estudiar mejor la sequía y aplicar conceptos del tiempo de emergencia en recursos hídricos también, ahora aquello quedaría ya sea para la fase final de este proyecto o incluso para otros proyectos futuros», añade.
El proyecto consiste en tres hipótesis, las dos primeras están asociadas a aspectos más metodológicos y la última es la hipótesis central del proyecto. La primera hipótesis, se asocia a entender mejor ciertas metodologías de escalamiento de los modelos de cambio climático, para obtener series climáticas que tengan sentido a nivel local. La segunda hipótesis, busca comparar varios métodos de detección del tiempo local de emergencia, para entender mejor ciertas diferencias metodológicas que existen. Por último, la hipótesis central dice: es posible detectar el tiempo local de emergencia usando umbrales de detección que vengan de posibles impactos del cambio climático y no de criterios estadísticos.
El investigador precisa que el aspecto más importante de esta investigación es poder responder a la interrogante “¿cuándo ocurrirá el cambio climático?”, pero usando metodologías que sean aplicables por tomadores de decisiones y les sirva para diseñar sus planes de adaptación.
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