Tras dos semanas en las gélidas aguas de la península Antártica, retornaron las investigadoras e investigadores que desarrollaron un intenso trabajo de terreno para 13 proyectos científicos y tecnológicos coordinados por el Instituto Antártico Chileno (INACH).
Para la oceanógrafa y jefa científica de la campaña, Dra. Lorena Rebolledo, esta fue una navegación muy beneficiosa para el logro de los objetivos de los proyectos, “tuvimos días con mucha nubosidad, nieve y también el mar estuvo bastante agitado en algunos sitios, pero logramos ejecutar proyectos de investigación de diferentes líneas, pasando por la ecología, oceanografía, ecología marina, monitoreo de las condiciones del fondo marino, el proyecto de acuarios del Centro Antártico Internacional, entre otros.”
También estuvieron a bordo tres jóvenes investigadores del Instituto de Investigación Polar de Corea (Kopri) en estudios relacionados a la recolección de líquenes, la extracción de compuestos de un pasto (Deschampsia antarctica) y del clavelito antártico (Colobanthus quitensis) y taxonomía de anfípodos. “Esta fue mi primera expedición en la Antártica y fue una experiencia increíble y un honor que de seguro recordaré toda mi vida”, comentó Man Hyung Koo.
Zambra López, posdoctorante del Centro IDEAL, investiga vectores de posibles especies invasoras, tanto de forma antropogénica como natural, desde la región subantártica hacia la Antártica, y afirma que “la obtención de muestras fue completa, logramos trabajar en todos los lugares que habíamos solicitado”.
El Instituto Milenio BASE estuvo representado por cinco investigadoras e investigadores. Giovannina Sutherland participa de la línea de Gobernanza Antártica de este centro de estudios y es coordinadora del Programa de Estudios Antárticos de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile. Ella recopiló información de cómo se está aplicando la normativa que ha establecido Chile en torno a la prevención, control y gestión de la gripe aviar en la Antártica, donde aún no se registra ningún caso. Además, busca hacer una comparación con otro tipo de normativas, como la española, lo que fue posible gracias a la visita que efectuó a la base “Gabriel de Castilla”, en la isla Decepción. “Esta campaña ha sido un éxito, hemos podido recopilar suficiente información y ha sido una experiencia fantástica: poder desde las ciencias sociales vivir in situ lo que teorizamos desde la norma jurídica es totalmente paradigmático, nos ayuda a tener una visión mucho más acabada de cuál es realmente el trabajo que realizan las y los investigadores científicos chilenos en la Antártica y eso también nos ayuda a nosotros a tener una visión más amplia para poder transmitirla hacia el resto de las personas”, señala Sutherland.
Arón Cádiz es parte del Instituto BASE y del laboratorio Biomas de la Universidad de Concepción y pudo recoger muestras de suelo y de dos especies de plantas vasculares para estudiar los procesos de radiación de las plantas con flores (angiospermas). Estos datos permitirán obtener información sobre la diversidad genética intra e interpoblacional y así conocer, por ejemplo, las rutas de colonización o los procesos de dispersión a corta y larga distancia. En tanto, Gabriel Muñoz, asistente de investigación del Instituto BASE, buscó diferentes especies de invertebrados en cuerpos de agua dulce, como lagos, ríos y lagunas. Hablamos de invertebrados de los géneros Parochlus, Belgica, Boeckella o Branchinecta. Esta recolección tiene por objetivo observar la biodiversidad que existe en los sitios muestreados y realizar una comparación genética entre las especies que se presentan tanto en Antártica como en regiones subantárticas y así saber, por ejemplo, si las poblaciones de la Antártica son más antiguas que las del continente.
Ciencia y logística en condiciones extremas
La paleontología igualmente tuvo su lugar en esta campaña con Leslie Manríquez, investigadora de posdoctorado del INACH, y su grupo. “Hicimos un campamento en la isla Snow, que era desconocida para nosotros; habíamos hecho una revisión bibliográfica de lo que podíamos encontrar, entonces la idea era reconocer esos puntos de interés y evaluar el área”, informa Manríquez. A pesar de los pocos días disponibles y de temporales de vientos superiores a los 120 km/h con precipitación de nieve, aguanieve y lluvia, lograron hacer un perfil estratigráfico con el detalle de cada capa de roca y los fósiles que había en ellas, algunos de unos 120 millones de años. De este modo, determinaron que en un punto había flora fósil dominada por helechos y otro que era de ambientes más marinos dominados por amonites y bivalvos.
Ramón Ahumada, académico de la Universidad del Bío-Bío, trabaja en el proyecto de Jaime Cabrera para aislar hongos antárticos y usarlos como fuente potencial de sustancias químicas que enfrenten enfermedades neurodegenerativas como el alzhéimer: “Ha sido una campaña bastante exitosa, visitamos varias islas donde pudimos tomar muestras de sedimentos, de agua, nieve, suelo, musgos, y también pudimos tomar muestras de líquenes, por lo menos unas diez especies distintas de líquenes. Eso nos tiene súper conformes.” Otro aspecto que resalta Ahumada es el de la seguridad a bordo del buque Betanzos, porque “cuando uno está navegando en los mares australes, una cosa que hay que destacar es la seguridad y la logística, porque cada vez que nosotros salimos desde el barco subiendo los zodiacs, nunca se corrió ningún riesgo y como no hubo riesgos parece que nadie se dio cuenta del nivel de seguridad con el que estamos siendo tratados. Todo se hizo muy bien preparado: el día anterior la gente de INACH se coordinaba con la gente del buque, y lograr esa simbiosis de poder llevar a buen término todas las salidas y todos los terrenos, incluso en situaciones donde el viento sobrepasó los 120, 130 km por hora y donde las condiciones eran adversas, siempre estuvimos al resguardo y tuvimos toda la logística necesaria para poder visitar todo lo que visitamos y pudimos colectar todo lo que recolectamos gracias a eso.” En esta campaña Ahumada fue acompañado por Federica Montesanto y Christian Núñez.
Avances para el Centro Antártico Internacional
El biólogo marino Sebastián Menéndez (INACH) trabaja en el desarrollo de acuarios para el futuro Centro Antártico Internacional. En esta campaña el objetivo era explorar el fondo marino de distintos puntos de las islas Shetland del Sur y de la península Antártica y ver qué especies habitan allí. En esta campaña pudo explorar y registrar audiovisualmente el bentos de siete puntos diferentes con un rov (aparato submarino operado a distancia). “Aparecieron dos puntos que marcaron esta expedición: isla Greenwich, donde está la base Prat, y otro en bahía Almirantazgo. Encontramos una cantidad de especies que no había visto en todas las campañas anteriores en las que he participado: apareció una esponja gigante, aparecieron otros hidrozoos, así que va a estar muy interesante analizar estos videos”, relata Menéndez.
El proyecto de instalación de estaciones para la red de sensores del cambio climático también participó de esta campaña. El equipo a cargo realizó dos campamentos e instaló dos estaciones nuevas: la primera en isla D’Hainaut y la segunda en el islote Alcock, cerca de punta Spring. Una tercera ya había sido instalada en isla Livingston. Esta red busca recibir y transmitir datos en tiempo real sobre el cambio climático abarcando aspectos como la velocidad y dirección del viento, radiación solar, temperatura del aire, agua y suelo; humedad relativa, precipitación, altura de la nieve precipitada y presión barométrica.
A bordo del buque se realizaron dos seminarios científicos en el que investigadoras e investigadores compartieron con colegas y con la tripulación los objetivos de sus proyectos y los avances que están obteniendo.
Finalmente, en esta campaña la distancia navegada fue de 1100 millas, equivalente a unos 2037 km.