Desde Puelo, Chaitén, Raúl Marín Balmaceda, Puerto Cisnes y Puerto Aysén participan en proyecto científico sobre calidad de aguas y los riesgos asociados a la sequía que considera el monitoreo semanal de varias cuencas, para conocer así la calidad de sus aguas a lo largo de un periodo de tiempo y bajo diversas condiciones.
Enmarcado en el proyecto llamado “Análisis de Riesgo como una herramienta para la priorización de Normas Secundarias de Calidad Ambiental en los principales ríos de Patagonia Norte, bajo escenarios hidrológicos de sequía”, financiado por la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID), adjudicado por Universidad Católica de la Santísima Concepción y dirigido por el Dr. Jorge León-Muñoz, el cual en la Región de Aysén cuenta con la colaboración de los investigadores Dr. Brian Reid y Dra. Anna Astorga, ambos especialistas en estudios de agua dulce del Centro de Investigación en Ecosistemas de la Patagonia (CIEP), quienes, junto a Lydia Blanchet, perteneciente a la Fundación Riverkeeper desarrollan un programa de monitoreo en las cuencas de los ríos Puelo, Yelcho, Palena, Cisnes y Aysén, las cuales conforman los principales tributarios de agua dulce al sistema de fiordos del noroeste de Patagonia.
Con algunas experiencias previas de ciencia ciudadana, los investigadores de CIEP sumaron a Lydia Blanchet al proyecto, quien había liderado un programa de monitoreo ciudadano de calidad de agua en Futaleufú. “Era imposible para nosotros muestrear semanalmente todos estos ríos a lo largo de la extensa zona que estamos evaluando en el proyecto, por lo que era sumamente importante poder implementar colaboraciones con la ciudadanía. De apoco fuimos formando grupos de monitores, que en algunas localidades ya estaban bien organizados, y motivándolos sobre la idea del proyecto, que busca conocer más sobre los grandes ríos que desembocan en sus localidades”. Luego junto a Lydia, visitamos una vez al mes cada una de las localidades y sus ríos, tomando un control de muestra de agua triplicado. Lo que sirve para comparar con las muestras comunitarias, las cuales hasta la fecha muestran valores muy similares. En estas vueltas también aprovechamos de relacionarnos con las comunidades, sus escuelas o liceos, y recolectamos las muestras semanales que posteriormente son analizadas por el equipo en el laboratorio de CIEP en Coyhaique”, comenta la Dra. Anna Astorga, agregando, “estamos muy motivados del apoyo e interés de particulares y organizaciones, y nos encantaría poder seguir con este ejercicio en futuros proyectos”.
La colaboración entre la Universidad y el CIEP ha sido fundamental para abordar el proceso de sequía que vive la región, donde el Centro de Investigación fue convocado a ser parte del proyecto porque cuenta con equipos, laboratorios y personal técnico y científico altamente calificado en esta materia, sumado al trabajo que realizan voluntarios en el terreno para establecer el monitoreo y análisis comunitario semanal de la química del agua, cubriendo los principales ríos con salidas al sistema de fiordos del noroeste de la Patagonia.
El Dr. Brian Reid, limnólogo y subdirector científico de CIEP, comentó la relevancia científica de este proyecto y monitoreo. “Hasta el momento nadie sabe lo que pasa, en mi experiencia llevo trabajando 15 años en la región, inicialmente me enfoqué en la cuenca del Baker, pero no sabemos la importancia del efecto que tiene la cuenca en el mar en esta zona. Los datos que hay hasta ahora no son suficientes para caracterizar estos ríos tan grandes e importantes, como saber cuántos nutrientes o elementos hay, que efectos tiene la luz en el mar, o los aportes de elementos claves como carbono o sílice. Este proyecto está levantando información con una intensidad de monitoreo inédita para el país, tomando muestras cada mes desde este laboratorio y semanalmente por los grupos de trabajo. Eso es necesario para definir las normas secundarias de la calidad de agua, de las cuales hay muy pocas en el país, hablamos de unas unas 6 o 7 en total, y estamos trabajando ahora en 5 ríos. Si logramos esta segunda parte del seguimiento de este proyecto, vamos a tener la evidencia para poder establecer la calidad de agua de estos ríos que tienen una excelente condición, y a la fecha estamos viendo resultados muy buenos con esta iniciativa”
¿Cómo es el agua que fluye en estos ríos?
Esta es una de las preguntas que las y los voluntarios de este proyecto han realizado, y es por eso que Reid, Astorga y Blanchet han realizado una serie de talleres, explicando qué resultados previos hay de esta investigación. Una de las ideas principales del proyecto es que los ríos no solo son agua, sino que traen sedimentos, nutrientes, iones desde su área de captación (cuenca) y estos llegan a la costa donde también cumplen una función. Las aguas que traen estos ríos son sumamente excepcionales con el resto del país. “Una gran cobertura de bosques y un bajo nivel de uso del suelo en cada una de estas cuencas hace que los niveles de sedimentos y nutrientes sean por lo general muy bajos, lo que nos cuenta de la pureza del agua” explica Astorga. En los talleres, tanto con voluntarios, comunidad y estudiantes, han abordado la importancia del cuidado de la cuenca, ya que el agua no sólo viaja de las montañas al mar, si no que cumple múltiples funciones ecológicas en el camino y es utilizada en su trayecto por muchas especies, entre ellas nosotros, los seres humanos.
Ciencia Ciudadana, comunidades cuidadores de las cuencas
En el río Cisnes existe una larga historia con un grupo organizado, quienes por iniciativa propia contactaron a especialistas de CIEP para ver si podrían analizar muestras de agua de este río, lo que se realizó por un año consecutivo de agosto de 2017 a 2018, donde se detectó un aumento de fosfato relacionado a un florecimiento de algas que se generó en los fiordos, por lo mismo se tomó contacto con ellos para continuar los monitoreos, esta vez con otro fin. Adelina Tello, de Puerto Cisnes nos relata la experiencia de ella y la comunidad organizada que apoyó este trabajo. “Nosotros participamos del primer muestreo con un grupo de 18 personas aproximadamente. Fue una experiencia de trabajar en equipo, la que ha permitido ver las fortalezas que tenemos como pobladoras y pobladores. El poder que ha tenido una comunidad organizada con un claro interés de defender el territorio. Además, de levantar datos del río Cisnes, una de las cuencas más importante de toda la región, porque no existía una línea base de ese nivel de muestras semanales, en el periodo de un año. En este proceso aprendimos mucho, desde lo técnico y de vernos como vecinos y vecinas común y corrientes con las capacidades de ir a tomar una muestra, hacer el proceso correctamente, respetando los protocolos y compartir la información con la gente que se fue sumando con el tiempo a este monitoreo”. Junto a esta primera experiencia, Adelina resalta el valor que tiene el apoyar con la recolección de datos, “que podamos ocuparlos cuando sea necesario, y de tener nosotros y nosotras conocimiento de nuestros ríos y cuerpos de agua, de conocer datos técnicos, nosotras también podemos tener esa capacidad” Finalmente Adelina destacó los aportes de la ciencia ciudadana, ”sería bueno que como instituciones o gobierno se releve a importancia de este trabajo, más allá de los datos finales, que se vea como una hermosa instancia de educación ambiental en los espacios de escuela, de liceo, de los distintos lugares que habitan los niños, niñas y jóvenes de nuestra localidad y en las distintas localidades, seguir fortaleciendo esas capacidad en ellas y ellos. Porque si se empieza a trabajar desde la infancia, cuando ya somos adultas y adultos es algo que ya tenemos en nosotras, desde ahí parte la conciencia por el entorno, por la tierra y por la defensa también. Entendiendo que somos una de las grandes reservas de agua del mundo y en estos tiempos de crisis climática es urgente la conciencia de los pobladores y pobladoras, que nos hagamos parte y podamos valorizar los conocimientos que tenemos y se pueda potenciar con el trabajo de científicos y científicas que buscan que esta información pueda conocerse y relevar la importancia de las cuencas de Aysén”.
Sumado a la recolección de muestras que realizan los científicos de manera mensual, han llevado a cabo diversas actividades de divulgación sobre este trabajo y sus resultados preliminares, en este sentido han realizado charlas en el Liceo y Biblioteca Pública de Puerto Cisnes, en la Escuela de Raúl Marín Balmaceda y en la sede de la Junta de vecinos de la misma localidad.
María Eugenia Cárcamo, profesora del Liceo de Chaitén, comentó la experiencia que ha sido el apoyar el estudio con sus estudiantes. “El colaborar en el monitoreo del agua del río Yelcho, para los chicos, ha sido una experiencia muy motivadora. Les ha permitido desarrollar algunas habilidades en el manejo de instrumentos de laboratorio, tener más confianza en las actividades que ellos realizan, y también, en algunos casos reafirmar sus preferencias en cuanto a los estudios superiores que desean continuar. También el compartir con investigadores y conocer su trabajo ha sido muy enriquecedor para ellos. En relación a los aprendizajes, les ha permitido conocer de dónde vienen las aguas que llegan al río Yelcho, saber la importancia de éste en los ecosistemas. Además, como hemos ido conociendo algunos resultados de las investigaciones, ya tienen una idea de cómo varía la temperatura durante el año, como varía la cantidad de sedimento y algunos nutrientes, y comenzar a formular algunas hipótesis. Creo que desde ahora los chicos ven de manera diferente al río”.
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