Nueve investigadores nacionales y extranjeros participaron en el taller práctico “Descifrando el Microbioma del Tracto Digestivo del Krill Antártico: Aplicando el Flujo de Trabajo MinION”, organizado por el Instituto Antártico Chileno (INACH), Centro Fondap IDEAL y la Universidad de Magallanes en el marco del proyecto de Fomento a la Vinculación Internacional (FOVI) que financia la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID).
La capacitación, que tuvo lugar entre el 2 y el 4 de octubre en el Centro Asistencial Docente e Investigación de la Universidad de Magallanes (CADI-UMAG) y en la Facultad de Ingeniería de la misma institución, instruyó a los participantes en el uso de la tecnología de secuenciación Nanopore MinION. El taller se centró en el análisis del microbioma presente en el tracto digestivo del kril antártico, compuesto por microorganismos como bacterias, virus y hongos. Comprender este microbioma es clave para evaluar su impacto en la digestión del kril y su papel dentro de la cadena alimentaria del ecosistema antártico.
Durante el taller, los y las participantes conocieron el flujo de trabajo, desde la preparación de las muestras y la construcción de librerías genómicas hasta el análisis bioinformático y la visualización de datos obtenidos. Lo que les permite tener una experiencia integral en el uso de estas tecnologías, aplicables en la investigación científica y en la conservación del kril.
«Es fundamental que los y las investigadoras adquieran tanto el conocimiento teórico como la práctica para desarrollar este tipo de trabajo. Así, podrán aplicarlo en sus propias instituciones y ámbitos de investigación. De hecho, uno de los motivos principales para incluir a investigadoras extranjeras es que puedan implementar esta tecnología en sus propios laboratorios”, menciona Alejandro Font, jefe de la Sección de Plataformas Científicas del INACH y uno de los profesionales a cargo de esta capacitación.
Añade que el taller forma parte de las iniciativas del INACH para desarrollar tecnologías y establecer redes de colaboración que entre otras cosas, faciliten el cultivo y mantenimiento del krill antártico en condiciones controladas. “El proyecto plantea generar redes de colaboración, tanto nacionales como internacionales. A través de herramientas bioinformáticas, buscamos poner en contacto a investigadoras e investigadores con intereses comunes para desarrollar estas herramientas y crear una red de cooperación que esperamos mantener a largo plazo, utilizando al krill como modelo biológico”, agrega Font.
El proyecto de INACH cuenta con el respaldo de distintas instituciones como el Instituto Milenio BASE, el Centro Fondap IDEAL, el Centro Austral de Tecnología Genómica de la UMAG, el Instituto Coreano de Investigación Polar (KOPRI) y la División Antártica Australiana (AAD). Además, colabora con expertos internacionales como So Kawaguchi y Rob King, junto a destacados científicos nacionales como Luis Vargas-Charcoff, Kurt Paschke, Elie Poulin y Leyla Cárdenas. Estos estudios son fundamentales para el cultivo del kril antártico en cautiverio y para entender el impacto del cambio climático en esta especie clave.
La importancia de aprender estas nuevas técnicas
Jacqueline Aldridge y Diego Álvarez, asistentes de investigación del grupo de bioinformática de la UMAG, lideraron el módulo de introducción a las herramientas bioinformáticas, resaltando la importancia de estas técnicas: “La bioinformática es la ciencia que transforma los datos obtenidos a través de estas simulaciones en respuestas concretas para las preguntas de los investigadores. Proporciona una nueva dimensión de datos que enriquecen a las investigaciones y permiten abordar preguntas biológicas de una forma más completa”.
Una de las participantes, Ibeth González, bióloga que trabaja en la Universidad de Aysén y participa en un proyecto Fondecyt asociado al Centro de Investigación de Ecosistemas de la Patagonia (CIEP). Su investigación se enfoca en el estudio del microbioma de los arroyos de cabecera (lugar donde nacen los ríos), mediante el análisis del biofilm presente en estos cuerpos de agua patagónicos. Sobre su experiencia de haber participado en el taller destacó: “Este curso me brindó más herramientas para profundizar en mis análisis. Ha sido muy interesante aprender a utilizar la tecnología MinION para la secuenciación. Los contenidos del curso son excelentes y se integran de manera efectiva con mi investigación. Además, destacó la calidad de los docentes que impartieron el curso”.
Por su parte, Abigail Montero, ingeniera bioquímica, y Daniela Navas, ingeniera en biotecnología, ambas investigadoras de la Universidad Yachay Tech de Ecuador, expresaron su agradecimiento por la oportunidad de participar en este curso. “En este momento, estamos desarrollando un proyecto de investigación que contempla la adquisición de un secuenciador de Nanopore. Este curso ha sido fundamental, ya que nos prepara para utilizar el equipo de manera efectiva y nos permite comenzar a implementar estos conocimientos en nuestra universidad”, destacan.
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