Según datos de la empresa nacional Scharfstein, la demanda de estas herramientas de automatización en establecimientos educacionales ha aumentado a partir de la pandemia y especialmente durante el primer semestre de 2022.
Los controles de acceso a colegios y universidades siguen siendo los mismos desde siempre: porteros o guardias ubicados en las entradas y salidas. Sin embargo, frente al alto índice se inseguridad social, se han generado diversas situaciones de riesgo tanto para alumnos como docentes, y que las comunidades educativas hoy tratan de disminuir.
En ese contexto, Scharfstein, empresa especializada en tecnología de seguridad, comunicaciones y parking, ha iniciado la implementación de nuevos sistemas de control de acceso en instituciones educativas, que permiten almacenar la información que se tiene de cada estudiante, docente y paradocente, creando un registro diario. Así, a través de cámaras ubicadas en los accesos y salidas, es posible generar alertas de personas que no deben estar en el establecimiento, o por ejemplo, de alumnos que estén retirándose en forma irregular o acompañados de una persona distinta a su apoderado.
La implementación de esta tecnología también es aplicable a colegios con espacios libres, al ubicar cierres perimetrales inteligentes que puedan determinar si una persona traspasa un muro, para generar una alerta a distancia, con el fin de inhibir el accionar de un potencial delincuente.
“Actualmente estamos viendo una realidad diferente, donde las tasas de delincuencia han superado el control humano a la hora de proteger estos establecimientos. Por ello, muchos colegios nos solicitan aumentar las medidas preventivas por medio de tecnología debido a la precisión y simplificación que otorgan los sistemas de automatización, ya sea para el reconocimiento de personas que no pertenecen a la comunidad, o bien para detectar acciones irregulares en las aulas” indica Carlos Espinoza, Product Manager de Scharfstein.
Sobre este punto, Espinoza enfatiza que “las responsabilidades de los establecimientos en cuanto a la presencia y resguardo de un menor en su interior están aumentando, sobre todo frente a los cada vez más graves casos de delincuencia que estamos viviendo en el país y a la necesidad de certeza y tranquilidad que deben tener los padres de que sus hijos estén bien resguardados”.
Cabe destacar que estos cambios requieren de la autorización de la comunidad de padres y apoderados de cada establecimiento.
Optimizando tecnología en las Universidades
Las universidades son por naturaleza espacios abiertos, que permiten el ingreso de personas que muchas veces no son estudiantes ni parte de la comunidad, lo cual aumenta la necesidad de contar con controles de acceso para evitar este tipo de incidentes.
“En las universidades el flujo de personas es mucho mayor, y por ello los sistemas de seguridad digital se adaptan a los requerimientos según la sede, decanato o edificio. Así se generan sistemas integrales, tanto en materia de seguridad, que mejoran y automatizan la gestión de la información de instalaciones y personas”, añade Carlos Espinoza.
Frente al regreso de la presencialidad en las sedes académicas, en el caso de estos establecimientos de educación superior, se suma la necesidad de un registro de asistencia. Estas medidas buscan, en muchos casos, el uso adecuado y certero de los espacios académicos para realizar las clases y contar con el registro de la asistencia del alumnado a sus jornadas de estudio.
“Para estos fines, entregamos una herramienta que opera a través de una Tablet que reconoce el rostro y se notifica de la asistencia en forma automática. De esta forma, se optimiza cerca de un 33% del tiempo, que muchas veces se pierde en pasar lista a viva voz”, señala el ejecutivo.
Con estos sistemas, las universidades pueden tener el control de protocolos diarios, pero de forma más dinámica y ágil. Por ejemplo, saber qué docente necesita una sala y con qué elementos debe contar, como proyector, audio o laboratorio. Una vez realizada la revisión de las alternativas, el profesor envía a los alumnos el mensaje de la sala y horario asignados.
Por el lado del estudiante, al aceptar el mensaje, él o ella determina si asistirá presencial o virtualmente a clases. “En caso de ingresar a la sala, el sistema registra su rostro y la clase comienza en forma más rápida y con mayor efectividad para cumplir el tiempo académico fijado, propiciando una mejor administración y ahorro de tiempo, fundamental para las cátedras universitaria”, concluyen desde Scharfstein.
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