Muchas de las empresas de base científica-tecnológica (EBCT) han buscado generar impacto mediante innovaciones sociales. Actualmente, se espera que estas contemplen además tres ejes: social, económico y ambiental, es decir que apunten a ser sostenibles con un marcado propósito y sin agotar los recursos. Lo anterior, se ha vuelto una necesidad dado que los consumidores ya no sólo consideran el precio en la decisión de compra.
Los desafíos son multifactoriales, por lo que se requiere que internamente haya un funcionamiento del más alto nivel, ya que las decisiones estratégicas permitirán (o no) a una empresa ser exitosa en el tiempo. En esta línea, uno de los fenómenos que ha llevado a empresas a tener mayores éxitos ha sido sembrar liderazgos con perspectiva de género. Favorecer los espacios mixtos por sobre los monogéneros. Lo anterior, no sólo podría ser considerada una decisión favorable para las mujeres (cuya presencia sigue siendo marcadamente inferior), sino que también para el negocio. Puntualmente, la equidad de género ha favorecido un espacio de trabajo más dinámico, contando con más backgrounds, puntos de vista y experiencias de vida, resultando en un proceso más robusto para la toma de decisiones. Lo anterior, ha permitido confirmar que la presencia similar de líderes de distintos géneros lleva a un aumento de productividad y utilidades. Esto es particularmente importante en las EBCT, considerando que son empresas que usualmente sólo generan pérdidas los primeros años, ya que los desarrollos científicos toman un tiempo y que además deben trabajar inicialmente bajo secreto industrial y después por patentes de invención, por lo que sobrevivir ese periodo y sobrepasar el “valle de la muerte” requiere de las más elevadas gestiones empresariales.
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