Por Eduardo Bitran, académico de la Facultad de Ingeniería y Ciencias de la Universidad Adolfo Ibáñez
Un concepto ya posicionado en Chile es que el fortalecimiento de la acción climática a nivel global, genera la oportunidad de transformar a nuestro sector minero en líder global en la oferta de los minerales y materiales para la descarbonización de la economía mundial. No obstante, esta minería debe ser verde, ya que las industrias verdes mundiales aumentarán significativamente su participación en la demanda global de minerales. A modo de ejemplo la Agencia Internacional de Energía estima que la demanda de cobre de industrias verdes subirá de un 3% el año 2020 a un 45% el 2040. Una minería verde y virtuosa, requiere minimizar la huella de carbono, un uso eficiente y la reutilización de los recursos hídricos, desarrollar una economía circular con impacto positivo en los territorios, establecer los mejores estándares de seguridad y salud ocupacional, minimizar los impactos ambientales en las comunidades y desarrollar relaciones de valor compartido con éstas, mediante el desarrollo de servicios locales, y virtuosa en la medida que los desafíos de innovación impulsan el desarrollo de una industria de servicios tecnológicos en el país, que se pueden expandir más allá de nuestras fronteras.
La innovación en Minería es realizada principalmente por proveedores tecnológicos de países de origen de la inversión y son incorporados en la gran minería cuando están probados a nivel internacional, en los ciclos de inversión de las empresas mineras, no siendo factible la innovación por las empresas de Ingeniería, en las etapas de factibilidad, debido al riesgo que implica. En este contexto el desarrollo de proveedores de clase mundial, impulsado por el programa estratégico Alta Ley, difícilmente logrará sus objetivos.
Una iniciativa impulsada por CORFO, los centros de pilotaje para la innovación en Minería y el desarrollo de proveedores innovadores, nos brinda la sorpresa que la mayoría de los pilotajes está vinculado a la mediana minería con una significativa participación de proveedores nacionales. Por otra parte, hemos aprendido que las soluciones de ingeniería para la gran minería no son replicables a la escala requerida en la mediana minería.
La mediana y pequeña Minería empresarial ofrece la posibilidad de desarrollar una minería polimetálica primaria y secundaria productiva, responsable, que acelere su digitalización para mejorar la seguridad y eficiencia operacional, y desarrolle una minería circular que minimice los residuos. En el proceso de innovación a una escala adecuada a la escala de estas operaciones, se puede potenciar el desarrollo de proveedores tecnológicos en Chile, orientado a desafíos con especificidad local. El pilotaje e implementación de innovaciones en la mediana minería pueden ser escalables a la gran minería. Los proveedores de mediana minería encontrarían un mercado en Perú y México, que puede ser la escala intermedia antes de saltar a nivel global.
Así como CORFO financió la elaboración de una hoja de ruta de innovación enfocada en la gran minería, hoy sería pertinente desarrollar el ejercicio de desarrollar con todos los actores relevantes una hoja de ruta enfocada en los desafíos de la pequeña y mediana minería empresarial, incorporando además la participación de proveedores, centros de pilotaje, entidades de formación, centros de investigación, fondos de capital de riesgo, y la gran minería para que en sus territorios busquen sinergias con la mediana minería.
El avance en el desarrollo de un ecosistema de innovación ofrece la oportunidad de emprender esta ruta, con la perspectiva de crear capital social y potenciar cadenas de valor sofisticadas asociadas al concepto de minería verde y virtuosa.
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