Las imágenes han dado la vuelta al mundo: islas de plásticos flotantes en los océanos, verdaderos continentes de basura que crecen y crecen. Según un estudio de The Pew Charitable Trusts y SYSTEMIQ, al año 2040 el océano podría acumular 600 millones de toneladas de plástico. El impacto de la contaminación por plásticos afecta indudablemente al medioambiente con consecuencias directas en la vida marina, a través de la degradación de los diversos hábitats; en la salud humana, a través de la cadena alimentaria; en la economía, afectando el turismo, la pesca y la acuicultura; y en el clima, emitiendo contaminantes químicos y gases de efecto invernadero (GEI).
De todos los formatos de plásticos domiciliarios, existe uno que actualmente provoca los mayores problemas: el flexible. Según cifras de la Fundación Ellen MacArthur, anualmente se producen cerca de 50 millones de toneladas de envases flexibles a nivel global, lo que representa cerca de un 40% de todos los envases de plástico por peso. Es principalmente de un solo uso, desechable, y muy poco de ello se recicla.
En Chile el panorama no es distinto. Los plásticos flexibles domiciliarios casi no se reciclan en nuestro país. Es por eso que abordar este desafío es uno de nuestros focos principales del Pacto Chileno de los Plásticos, y lo haremos de forma colaborativa junto a nuestros socios. El objetivo es recolectar material flexible domiciliario suficiente, reciclarlo, y avanzar en su valorización para aprovechar su potencial y acercarnos a un manejo más sustentable.
Sin embargo, el problema no se resolverá solo con reciclaje. Según cifras de un informe realizado por el World Economic Forum junto a Ellen MacArthur Foundation y McKinsey & Company, el promedio global de plástico recolectado para reciclaje es de 14%, del cual se pierde un 4% durante el procesamiento. De este total el 8 % se logra reciclar, y sólo un 2% vuelve a convertirse en empaque. Esto significa que la mayor cantidad de plástico que usamos hoy en día para empaques, envases y embalajes, sigue extrayéndose de recursos vírgenes. A nivel local las cifras no son más auspiciosas. Según el 2° Estudio de Reciclaje de los Plásticos realizado por ASIPLA a partir de datos obtenidos el año 2020, en Chile sólo se recicla el 9,6 % de las 970 mil toneladas que se consumen anualmente
Un problema sistémico, como el de la contaminación por plásticos, requiere soluciones integrales. Miramos con optimismo normativas como la Ley REP y la Ley de Plásticos de un Solo Uso, pero la invitación es ir más allá: ¿cuál es el salvavidas para los océanos y para la situación que enfrentamos?
Además de reciclar, necesitamos innovar, reutilizar y circularizar. Es urgente migrar completamente hacia nuevos modelos de negocios basados en la economía circular, con foco en la generación de valor sin necesidad de usar empaques, o utilizándolos de manera diferente.
Desde el Pacto Chileno de los Plásticos, iniciativa liderada por la Fundación Ellen MacArthur a nivel internacional, y suscrita a nivel local por actores de toda la cadena de valor del plástico, incluyendo al sector público, privado y la sociedad civil, trabajamos de forma conjunta y articulada, de manera ambiciosa e incansable para catalizar la transición hacia un sistema donde los plásticos nunca se conviertan en desechos. Buscamos construir y escalar una economía circular para los plásticos.
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