Por: Reinalina Chavarri, directora del Observatorio de Sostenibilidad, Facultad de Economía y Negocios, Universidad de Chile.
La sostenibilidad es un enfoque integral, ético y generador de valor que requiere coordinación, cooperación e inteligencia colectiva, es decir, requiere de gobernanza. El concepto de gobernanza nació en instituciones económicas internacionales para simplificar los procesos de regulación de las administraciones públicas y facilitar la participación de los agentes sociales y económicos.
En la actualidad, la gobernanza es aquella “actividad de actores sociales, políticos y administrativos que podrían ser vistas como esfuerzos intencionados para guiar, orientar, controlar o manejar las sociedades” (Ferrero, 2010). Se refiere en último término al proceso de toma de decisiones para la formulación de políticas país con visión global.
En América Latina, la gobernanza ha sido un análisis crítico de la transformación del estado en la administración de los asuntos de un país en todos los niveles de gobierno en bienes considerados comunes. Especial atención ha tenido la gestión de los servicios públicos con alta presencia del sector privado y que en muchos casos la debilidad y escasa fiscalización estimuló la corrupción, generó amplios bolsones de pobreza e inequidades en el acceso a dichos servicios públicos especialmente de zonas aisladas, rurales o de bajos ingresos.
Para la reactivación post pandemia requerirá conectar los mecanismos, procesos y las instituciones a través de las cuales los ciudadanos y grupos coordinan y articulan sus intereses, ejerciendo sus derechos y comprometiéndose con obligaciones como también acordando resolver sus diferencias y conflictos mediante el diálogo y la negociación. Por lo tanto, participación, control público y transparencia son promotoras del Estado de derecho que posibilite asegurar medidas para la sostenibilidad económica y políticas que superen las pobrezas y desigualdades considerando los impactos ambientales que asegure un consenso de la sociedad en su conjunto.
Los recientes hechos acaecidos antes y post 18-O han ido consolidando una sociedad gubernamental independiente, competente y autónoma poseedora de capacidades que en ocasiones los gobiernos y los agentes económicos locales, por el dinamismo de los cambios sociales y la falta de integración de variables ambientales en el sistema político y sistema económico, hace difícil una conducción que logre consenso en la sociedad.
Lo anterior se exacerba frente a temas globales especialmente la crisis climática, la transformación tecnológica y digital, el crimen organizado, las desigualdades y el aumento de las pobrezas que todas ellas tienen expresión local. En definitiva, gobernar la sostenibilidad requerirá no sólo de herramientas o mecanismos sino de mayor participación entre actores públicos y privados de la sociedad civil local coordinados con instituciones que orienten la pluralidad de visiones, potenciales crisis o conflictos potenciales.
A mi juicio, un gran objetivo del proceso constituyente es articular el diálogo por quienes reciban ese mandato de la ciudadanía tomando en consideración el conocimiento científico acumulado; la coordinación política de las decisiones y la cooperación pública-privada en los temas que se aborden.