INTELIGENCIA ARTIFICIAL EN EL TRABAJO: ¿OPORTUNIDAD O AMENAZA PARA LOS FRONTLINE WORKERS?

Por Luis Sapaj, Gerente de Circular HR, consultora de recursos humano de Fundación Chile

A nivel global, casi 83 millones de trabajos dejarán de existir de la manera en que se conocen actualmente de aquí a 2025 producto de los cambios tecnológicos -entre estos la irrupción de la Inteligencia Artificial- según estimaciones del Informe sobre el futuro del Trabajo de 2023, del Foro Económico Mundial. La otra cara de la moneda es que, según estos mismos antecedentes, se crearán 69 millones de puestos como consecuencia de esta nueva revolución digital.

Si comparamos brevemente grandes desarrollos vinculados a la irrupción de tecnología que han significado profundos cambios en la sociedad y de manera masiva, como fue la masificación del internet o de los teléfonos inteligentes que fueron procesos que duraron entre 15 y 20 años, vemos que la Inteligencia artificial es quizás el más significativo en comparación con sus predecesores, considerando también que su velocidad de masificación de uso es mucho más alta.

En este contexto, es importante considerar que esta transformación digital no es un cambio netamente tecnológico, es un cambio cultural que implica un upskilling de las competencias necesarias, tanto conductuales, de adaptación y de afinidad digital. La gran pregunta que todos hacen es si la Inteligencia Artificial llega como una herramienta de soporte para las personas o de reemplazo de éstas. La respuesta a mi parecer la daba muy bien la lámina de inicio de una ponencia en Hannover Messe 2023 -importante feria alemana en temas tecnológicos- a la que tuve la oportunidad de asistir el año pasado y decía así: ‘La IA no te va a reemplazar, pero la persona que la utiliza, sí’.

De ahí la importancia y urgencia de que los procesos de formación de conocimientos y habilidades para los colaboradores consideren paquetes de entrenamiento vinculados al uso de IA como herramienta para la producción, sobre todo para cargos orientados a la primera línea, conocidos como frontline workers, los que están comenzando a verse impactados por la irrupción de la IA en determinados procesos. 

Un agente de un call center que intenta calmar a un cliente descontento, utilizando los consejos proporcionados por un entrenador de IA que escucha su interacción en vivo; o un trabajador de un supermercado que reabastece las góndolas según las instrucciones que le entrega un robot impulsado por IA que recorre los pasillos, son algunos ejemplos que ya son realidad en diferentes negocios de Estados Unidos. Estas personas no han perdido sus trabajos, pero sí han debido adaptarse y aprender el uso de tecnología operada por IA.

En el mundo de la minería -donde Circular HR ha colaborado con distintas organizaciones- roles más vinculados a líneas de mantenimiento que generan diagnósticos a distancia u operadores de maquinaria que manejan y monitorean sus equipos sin estar en terreno, se traducirá en menos trabajadores transitando en los ecosistemas mineros. Se harán las cosas de manera distinta, y esa forma de trabajar en procesos industriales implicará interacción con IA porque hace el trabajo más eficiente, menos riesgoso y con menor exposición a riesgos y accidentes, lo que es un beneficio.

En este escenario, es fundamental que las industrias tengan una relación más directa con las instituciones de capacitación para lograr conectar las nuevas demandas laborales con la oferta formativa que estos establecimientos ofrecen. Así es como algunas empresas han generado redes con liceos STEM -con enseñanza integrada de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas- para apadrinar procesos de prácticas, y así conectar a los futuros técnicos con la realidad y tecnologías que se están implementando y son requeridas hoy.

Otro punto importante, es que las organizaciones apoyen los cambios internos de todos sus trabajadores –tanto de los frontline workers como de otros roles con funciones de soporte o más back office-, y tomen en cuenta la experiencia acumulada por quienes tienen más años de trabajo práctico, y representan un activo invaluable para los nuevos empleados. Los colaboradores que recién se están integrando pueden estar más tecnologizados y saber manejar herramientas de IA por ejemplo, pero no tienen necesariamente la experiencia en los procesos y la sensibilidad de los elementos críticos en dinámicas propias de operaciones en terreno que poseen los colaboradores antiguos.

La clave para que este escenario laboral sea beneficioso para las organizaciones y sus colaboradores entonces, está en formar en las personas las competencias necesarias para enfrentar los desafíos que implican estas tecnologías y comprender el cambio cultural que conllevan. De ahí la importancia de sacar conclusiones más allá de lo que entrega la Inteligencia Artificial. Contar con miradas más analíticas y poder formularnos las preguntas correctas, son las más valiosas habilidades humanas que posibilitan que los desarrollos tecnológicos como la IA puedan ofrecer una mejora en la forma de ejecutar actividades claves y no sean un fin en sí mismos.

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