La tarea no es menor. Enfrentamos una era basada en las tecnologías de la información y la comunicación (TIC). Vivimos en un mundo cada vez más digital, en el que el ritmo con que se presentan los avances tecnológicos y revoluciones informáticas no tiene precedentes.
La digitalización fue el catalizador. No hay ámbito productivo, individuos, comunidades y organizaciones públicas y privadas que no estén adoptando e incorporando innovación. La pandemia sacudió nuestras vidas, acelerando procesos que tomarían años.
En ese sentido, la educación tiene su rol. Se encuentra, de hecho, al centro de la coyuntura transformacional. Está siendo obligada a modificar patrones operativos y estratégicos de años, mientras sigue con la misma responsabilidad de construir sociedades más responsables, resilientes e inclusivas.
Por ello, su reinvención es irrevocable. Se encuentra modernizando sus procesos, optimizando su labor, evolucionado sus herramientas y capacitando a sus colaboradores. La disrupción puede ser agobiante en algunos momentos por su rapidez, pero abre un sinfín de retos y oportunidades propias de la evolución humana.
Futuras generaciones
La educación es la base del conocimiento. Por ende, es una herramienta fundamental para encarar el futuro. Pero hay un tercer actor que hoy tiene un protagonismo fundamental: las TIC. Permiten soñar con una educación más inclusiva, flexible y colaborativa que llegue a sectores y personas sin accesibilidad.
Pero hoy la educación cumple un rol fundamental en la reconversión de la fuerza laboral. Con la llegada de la digitalización vino la escasez de mano de obra. Sostener lo que viene, entonces, el desafío es enorme.
No se trata solo de resolver problema de negocio, sino de reducir brechas, ayudar a las comunidades y avanzar sin problemas en el desarrollo del país. La sociedad requiere más herramientas, capacidades y habilidades que permita tener personas con mayor realización personal y profesional en la economía digital.
Ciudadanos digitales
El fortalecimiento de una sociedad digital debe ir de la mano con una educación integral. Saber los riesgos y beneficios son las bases para los nuevos ecosistemas entre los que conviven las personas. De lo contrario, no se explotará el potencial de la tecnología.
En ese sentido, como compañía hemos aportado con nuestra programa Networking Academy. El objetivo es claro: contribuir a la preparación de estudiantes en habilidades digitales, que van desde temas introductorios hasta la especialización y preparación para las certificaciones en temas de redes, ciberseguridad y programación, con el fin de ofrecer mayores oportunidades de desarrollo profesional que ayude a cerrar la brecha de talento en tecnología.
Hoy necesitamos puentes. Requerimos mejores oportunidades. Cruzar fronteras y conectar a las personas para entregarles un sinfín de posibilidades. Para ello, la combinación entre la educación y la tecnología será fundamental.
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