Por Ricardo Sateler, cofundador de Buk.
En la actualidad, hemos visto cómo la inteligencia artificial (IA) ha irrumpido en diversos ámbitos, y ha marcado -tal como ocurrió durante las pasadas revoluciones tecnológicas en todo el mundo- un antes y un después en la historia de la humanidad.
Esta transformación digital, ha impactado industrias completas y cambiado la forma de relacionarse y de hacer las cosas, y cómo era de esperar, al ser algo nuevo, muchos la ven con temor e incluso como una amenaza.
Pero esta situación no es ninguna novedad, lo mismo pasó, por ejemplo, durante el S.XIX con la Revolución Industrial en el Reino Unido, durante la cual se generó un movimiento conocido como ludismo, en el que un grupo de artesanos atacaron fábricas y destruyeron máquinas de tejido con el objetivo de frenar la introducción del telar mecánico y preservar sus medios de subsistencia. Si vemos lo anterior en retrospectiva, la invención de dichas máquinas ha sido tremendamente beneficiosa para el mundo.
Hoy vemos algo similar. Por ejemplo, en el sector de la educación, la tecnología se ha visto como una herramienta que podría facilitar hacer trampa en las evaluaciones, lo mismo ocurrió cuando aparecieron las calculadoras portátiles, Google Search o los smartphones. Por ello, se intentó en primera instancia restringir su uso en los establecimientos educativos. Sin embargo, igualmente se ha incorporado la tecnología en educación y ya no usamos las tablas de logaritmos.
Considerando el contexto anterior, ¿es posible abordar este temor con un enfoque diferente, uno más ingenioso y positivo? Siguiendo con el ejemplo de la educación, tenemos a Sal Khan, fundador de Khan Academy, quien sí tiene un pensamiento optimista, debido a que considera que la IA viene a permitir proveer de un profesor, un guía, un coach, para cada estudiante en una relación 1 a 1. Un sueño para cualquier sistema educacional que no tiene ninguna posibilidad de ser realidad en la actualidad sin la ayuda de esta tecnología, y que ya ha implementado en su plataforma.
Tenemos también la introducción de ChatGPT. Esta herramienta, no es un enemigo que desplaza a los trabajadores humanos, sino que debemos lograr considerarla como un socio que nos ayuda a alcanzar niveles más altos de eficiencia y satisfacción laboral. Es clave pensar en la tecnología como un asistente personal que, en lugar de usurpar nuestras funciones, nos libera de tareas tediosas y repetitivas, permitiéndonos dedicar tiempo a tareas más significativas y desafiantes. En definitiva, entender a ChatGPT como algo más similar a la imprenta, la computadora o la línea de ensamblaje que Henry Ford introdujo en sus fábricas de autos y que cambió para siempre la forma en la que trabajamos.
En el marco de lo anterior expuesto, quisiera destacar que recientemente realizamos una encuesta en Buk a más de 200 personas. Del total, un 77% dice haber usado el más popular de los chatbots en su trabajo. La mayoría para obtener datos específicos (43%) y hacer lluvia de ideas (42%), pero también para pedir fórmulas en Excel o redactar correos. Es decir, tareas que complementan el trabajo del día a día y no que reemplazan al colaborador.
La tecnología es una herramienta creada por y para los seres humanos y en lugar de sucumbir al miedo y la resistencia, nuestra posición debiese ser la de trabajar junto a la IA para potenciar nuestras capacidades y lograr resultados más extraordinarios.
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