Por Victor Ide, Gerente General Emasa
Si bien en Chile estamos transitando a pasos agigantados a la electromovilidad, este desarrollo debe reflejarse más allá del transporte público o de los vehículos particulares. También es necesario invitar a los sectores productivos que cuentan con grandes flotas, a estudiar pronto el cambio de su matriz energética, ya que ayudarán a apuntar con mayor velocidad a los nuevos trabajos del mañana.
La mantención de los vehículos eléctricos involucra el desarrollo de tecnologías cada vez más adelantadas, que permiten tener un mejor diagnóstico, para su posterior reparación. Estas innovaciones generan espacios para el desarrollo de futuras carreras, técnicas y universitarias, elevando también las condiciones laborales de los nuevos especialistas.
La electromovilidad abrirá oportunidades con mejores condiciones laborales para todas las industrias. Por eso, es clave que el sector gubernamental, educación y actores privados, trabajen en conjunto medidas concretas para acelerar este proceso. En el caso de Chile, se estima que al 2030 sobre medio millón de personas deberán capacitarse en estas nuevas tecnologías relacionadas a la electromovilidad y su ecosistema.
La invitación es a impulsar acciones que vayan en apoyo de este desarrollo, desde ajustar mallas curriculares en materia de formación técnica y profesional, estimular una formación técnica sin barreras de género, hasta motivar a todos los sectores a visibilizar las nuevas necesidades de empleo que están generando y que se abrirán en un futuro próximo.
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