Por Ximena Ruz Espejo, Directora Ejecutiva Agencia de Sustentabilidad y Cambio Climático
Tablas nutricionales, discos negros de advertencias, certificaciones varias. Todo eso podemos encontrar hoy en muchos de los envases disponibles en las góndolas de supermercado. Ya no basta con solo mirar el precio, los productores nos hacen ver sus esfuerzos por ser más sanos y sustentables. Hay veces que cansa, hay mucha información y por costumbre se escoge lo de siempre o lo más barato. ¿Es eso medioambientalmente responsable? No.
Es verdad que la autoridad tiene la tarea de velar por la inocuidad alimentaria o por procesos productivos socioambientalmente responsables, pero eso no nos permite eludir nuestro deber como consumidores. Somos nosotros, los consumidores, quienes debemos comprometernos con acciones responsables y ejercer un efecto positivo en la sociedad.
Reciclar en Chile aún es enredado. ¿Qué tipo de plástico? ¿Qué cartones? ¿Cuáles latas? ¿Todo junto o mejor separado? No cabe duda que la tarea no es todo lo sencilla que uno quisiera, pero estimado público, no queda otra alternativa que hacerle frente. La regulación y las empresas siguen haciendo esfuerzos por simplificar el proceso y qué duda cabe que se ha avanzado, pero siempre se requerirá un compromiso de las personas.
En la Agencia de Sustentabilidad y Cambio Climático nos propusimos hacer de este desafío algo central en nuestro quehacer. Así, a comienzos de abril, certificamos a 40 empresas que utilizan envases y embalajes en sus procesos y que cumplieron con las metas del Acuerdo de Producción Limpia de Ecoetiquetado. Este trabajo público privado permitió la elaboración e implementación de un modelo de sello que identifica productos con un alto grado de reciclabilidad y así informar a los consumidores sobre la materialidad de los envases para facilitar la segregación en origen.
Hoy son 2 mil los envases que cuentan con el sello #ElijoReciclar y hay otros 4 mil a la espera de cumplir con los estándares. La ecoetiqueta ha permitido que 177 mil toneladas de envases de productos, que se ponen anualmente en el mercado, sean de materiales reciclables, lo cual constituye una relevante contribución a la economía circular.
El sello incentiva a las empresas a transformar la composición de los envases, cambiar de materiales no reciclables a reciclables, pero también a generar alianzas con valorizadores. No es suficiente modificar envases, también es necesario la existencia de un valorizador capaz de darle un nuevo uso.
La identificación de los envases reciclables ha sido muy valorada por los consumidores. Aunque aún hay un gran trabajo de difusión por hacer. Según el estudio Percepciones y Actitudes de los Chilenos y Chilenas Frente al Reciclaje (CADEM, 2022), concluye que este sello goza de un buen posicionamiento en la ciudadanía, incluso por sobre otras iniciativas.
Cuando partimos con este Acuerdo visualizamos nuestro aporte a la Ley REP de envases y embalajes, hoy estamos convencidos que es el camino que hay que seguir. Los consumidores requieren información simple, transparente y certificable.
Seguirá siendo más fácil y rápido elegir por el precio o costumbre los productos, pero no debemos olvidar que muchas veces lo barato nos puede costar caro.
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