Por Hernán Cáceres, director ejecutivo del Centro Lithium I+D+i y decano de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Geológicas de la Universidad Católica del Norte.
Mucho se ha hablado de la nueva Estrategia Nacional del Litio que presentó el gobierno, con críticas y apoyos en distintos aspectos que abarca esta política. No obstante, poco se ha hablado sobre la viabilidad de la estrategia que busca dar valor agregado al mineral en una industria de alto potencial de crecimiento, en un contexto donde la transición hacia una matriz energética en base a renovables y almacenamiento energético es inevitable, y en el cual los vehículos eléctricos serán la base de la movilidad en gran parte de los países occidentales y China, en pocos años más. Más aún, poco o nada se ha reflexionado sobre el rol de la investigación y la innovación de las universidades para establecer un ecosistema que permita el despliegue de una industria en torno a la cadena de valor del litio en suelo nacional.
Como bien sabemos, los países industrializados han descansado su desarrollo tecnológico en la investigación universitaria y el establecimiento de centros especializados. Principalmente aquellos que han alcanzado desarrollo en las últimas décadas invierten un gran porcentaje de su PIB en acciones de I+D+i, como Corea del Sur (4,29%), Israel (4,11%), Finlandia (3,17%), Dinamarca (3.08%) y China (2,05%), según cifras del Banco Mundial. Esto contrasta fuertemente con la inversión que realiza Chile en I+D+i, que supera apenas el 0,36%, de los cuales el 30% proviene del sector privado.
Desde una visión optimista, en la nueva política pública en torno al litio hay una oportunidad para crear las condiciones que permitan sentar las bases para una transformación del modelo de desarrollo del país. Esto, a través de la creación de un ecosistema donde la investigación, el desarrollo tecnológico y la formación de talento local altamente especializado pueda ser potenciado por una integración sinérgica de la triada Estado – academia – sector privado.
Los desafíos tecnológicos en torno a la producción y cadena de valor del litio, en tanto extracción, producción, fabricación de baterías y reciclaje de estas son amplios y diversos. Si nos concentramos sólo en baterías de litio, las posibilidades que abre la investigación para la creación de un ecosistema de innovación en torno a la cadena de valor de los sistemas de almacenamiento energético en base a litio son múltiples. Más allá de la fabricación de baterías de litio, la investigación puede contribuir al desarrollo de nuevos materiales o nuevos automatismos, que permitan una performance más eficiente y duradera tanto de baterías nuevas o de segundo uso. Puesto que es importante dar un destino a aquellas baterías que van terminando su vida útil y no terminen siendo una externalidad negativa con la cual lidiar. ¿Se pueden reutilizar? Claro que sí. ¿Se pueden reciclar y rescatar íntegramente los minerales críticos en su integridad? Claro que sí. Y eso bajaría, a su vez, la presión por la extracción de aquellos recursos.
Todos estos temas están siendo abordados en el Centro Lithium I+D+i: Centro de Investigación, Desarrollo e Innovación en Baterías de Litio. Este es un centro único, financiado por el sector privado, gracias a un convenio firmado entre la UCN y SQM, lo que habla de un interés creciente de la industria por aportar al I+D+i nacional. En Lithium I+D+i estamos, además, formando capital humano altamente especializado, lo que permitirá en un futuro próximo generar empleos de calidad y fortalecer la capacidad del país para desarrollar soluciones y aplicaciones innovadoras en torno a la cadena de valor del litio y baterías de litio, favoreciendo la atracción de inversión extranjera y contribuyendo al crecimiento económico a largo plazo.
La inversión en I+D+i es fundamental para establecer una industria sólida en torno a la cadena de valor del litio en Chile. El país tiene una ventaja competitiva debido a sus vastas reservas de este recurso estratégico, y capitalizar este potencial requerirá un enfoque decidido en la investigación, el desarrollo y la innovación, que se realiza en las universidades. Mejorar las técnicas de extracción, desarrollar tecnologías avanzadas y formar talento especializado son pilares clave para asegurar un futuro próspero y sostenible para la industria del litio en Chile.
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